Personajes de editorial Vs Personajes de autor
¡Hola!
Hoy voy a hablar de un fenómeno que es casi (casi) exclusivo de los cómics
de superhéroes de EEUU: Los personajes que pertenecen a una editorial. No
hablo exclusivamente de derechos, también a nivel creativo.
Prácticamente todos los personajes de DC o Marvel (las dos principales
editoriales de cómics de USA) son propiedad intelectual de la compañía.
Esto tiene sentido, ya que si no no podrían haber tenido la trayectoria
que tienen. Por ejemplo: Superman, un personaje que lo mismo os suena de algo,
apareció por primera vez en cómic en 1938. Eso es antes de la Segunda Guerra
Mundial o antes del final de la Guerra Civil Española. 43 años antes de
que naciera yo. 59 años antes de que Jordi Hurtado empezara a presentar
Saber y Ganar. Y en estos 77 años nunca ha dejado de publicarse. No creo
que exista nadie con la creatividad (ni las ganas) de escribir sobre el
mismo personaje durante 77 años ininterrumpidamente.
Otro día a lo mejor hablo sobre la justicia o la injusticia de los derechos
económicos de estos personajes, un debate que se hizo público e intenso en
la década de los 70, cuando se descubrió que los creadores de Superman,
Siegel y Shuster, vivían al borde de la miseria mientras DC ganaba millones
de dólares con los cómics, películas, series y merchandising. Pero hoy me
quiero centrar en la cuestión creativa.
Evidentemente, cuando un personaje cambia continuamente de autor es
complicado que conserve su personalidad. Batman comenzó su andadura en
1940 con muchísima influencia de las novelas pulp, era un detective oscuro que
no dudaba en matar a los malos. En los 50 era un aventurero que vivía aventuras de ciencia ficción con su compañero adolescente Robin y con Ace,
el Bat-perro. En los 60 salía bailando el “Batusi” en la televisión.
Desde los 70 hasta hoy ha ido recuperando el tono sombrío que tenía en su
creación, aunque ha pasado de su concepción original de “el mejor
detective del mundo” a ser un “vigilante” en la concepción americana del
término.
Sin necesidad de esperar el paso del tiempo podemos observar cambios de
personalidad en los personajes cuando salen en más de un cómic al mismo
tiempo. Hasta hace poco Lobezno salía en prácticamente todas las series de
Marvel: X-men, X-Force, Vengadores, Lobezno, etc. además de series
limitadas y apariciones como invitado en otras series. Aunque es un personaje
con una personalidad fuerte y definida, si leías todas las series era muy
fácil encontrar contradicciones de actitud o actos.
Sin embargo, desde mi punto de vista esta falta de consistencia no es el
principal problema de los personajes de editorial. Curiosamente es todo lo
contrario: La inmovilidad. A una editorial lo que le interesa es que vender
cómics (y series, y películas, y...) Esto lleva a que los personajes no
puedan sufrir cambios duraderos, ya que los criterios comerciales siempre intentan
mantener al lector antiguo a la vez que buscan al lector nuevo. Otro
ejemplo: Spiderman fue el primer superhéroe adolescente. Anteriormente los
adolescentes estaban relegados al papel de “sidekick”, ayudante del superhéroe adulto. La edad de Spiderman fue uno de los motivos de su éxito.
Su primera aparición fue en 1962, hace 52 años. Si hubiera cumplido años
como nosotros ahora estaría acercándose a los 70 añitos. No os digo nada
de la Tía May.
Ya no es un adolescente, pero sigue estancado en una edad difusa entre los
25 y los 35. El único cambio notable en su vida que ha durado muchos años
ha sido su matrimonio con Mary Jane, y aún así cada pocos años han
intentado deshacerse de ella. La tía May ha muerto varias veces. Pero mejoró.
La alternativa son los personajes que pertenecen artísticamente a un autor.
La editorial Image surgió en EEUU como alternativa en la que los autores
mantienen los derechos de sus obras. Por eso personajes como Savage Dragon, que
lleva editándose desde 1993 siempre escrito y dibujado por
Erik Larsen, o Invencible de Robert Kirkman y Cory Walker, que lleva 114
números con solo un cambio en el equipo creativo, son consistentes y
consistentes en sus cambios. Aprenden de lo que les pasa, sus relaciones tienen
reacciones (sobre todo las de Dragon, que es el José Coronado de los
cómics, if you know what I mean), por norma general cuando alguien muere
permanece muerto, etc.
Las opciones son esas: Consistencia y cambio contra duración y ubicuidad.
Yo no tengo una preferida, creo que la mejor opción es alternar.
Postalgo: Comentaba al principio que este es un fenómeno casi exclusivo del
cómic de superhéroes americano. No se da, por ejemplo, en el cómic manga,
en el que el autor o autores se encargan de una serie hasta que termina.
Sin embargo en España hemos tenido un par de casos parecidos:
En el año 2000 se publicaron algunos cómics de “Zipi y Zape” escritos y dibujados por Juan Carlos Remís y Joaquín Cera que no tuvieron ningún éxito. Ibáñez perdió los derechos de autor de Mortadelo y Filemón en los 80 durante 5 años, por lo que hay varias historietas apócrifas de nuestros agentes de la T.I.A favoritos. Aceptadlo, somos como los yankis.
Nos vemos la semana que viene, hablando del cómic de la C a la C y abusando de los paréntesis (en mi humilde opinión)
Excelsior!
2 comentarios:
Refrescantes observaciones, Sr. Mon.
A Francisco Ibáñez, mejor ni tocarlo, porque creo que ni reconocería lo que otros le han dibujado bajo su nombre y su consentimiento... Me parece más cercano al mundo del manga o Tintín (uno firma y 40 negros cardarían la lana...)
Gracias, Mon.
Refrescante prosa y verdades como puños.
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