Todos los aficionados a
los cómics poseemos una tebeoteca bien servida donde atesoramos una ingente
cantidad de títulos llenos de aventuras, dramas, comedia y superhéroes. En esas
estanterías seguro que encontramos volúmenes que definen la personalidad y los
gustos del lector, sin embargo hay una obra que, sin importar el género o
estilo que profesemos, no debería faltar… The Rocketeer.
Dave Stevens nos regaló
una obra cuidada en la que se disfruta de su pasión por el detalle y su
afición, compartida, por las tramas y personajes del pulp más clásico. A pesar
de ser una obra realizada en los 80, te retrae a la Edad de Oro del cómic estadounidense.
Aquella época, cuando los personajes estaban marcadamente definidos y
caracterizados como buenos y malos, donde los héroes siempre eran valientes y
las chicas hermosas.
The Rocketeer está
ambientada precisamente en esa época gloriosa del arte americano que son los
años 30 y 40 del pasado siglo XX.
Narra la historia de Cliff Secord un piloto
aéreo que realiza acrobacias para ganarse la vida. Un joven muy de su época,
dicharachero e impulsivo, que tiene una despampanante novia llamada Betty (con
los rasgos de Betty Page) que trabaja como modelo pin-up. Casualidades de la
vida, cae en manos de Cliff un artilugio misterioso que resulta ser un
prototipo de jetpack. Un artefacto que convierte a quien lo lleve en un cohete
humano.
Dave Stevens proviene
de la escuela clásica del cómic americano, deudor de un estilo preciosista, nos
regala unas historias muy bien construidas con un ritmo narrativo clásico, que
nos transmite la querencia del autor por esa época a través de unos personajes,
diseño y ambientación cuidados hasta el último detalle. No debe sorprender este
gusto por el trabajo bien hecho en que, las ciento cuarenta páginas de esta
obra, realizadas a lo largo de más de 15 años, sea toda su aportación al noveno
arte. Aparte de los entintados de algunas páginas del Tarzán de Russ Manning y
varias ilustraciones independientes, su trabajo profesional estuvo más enfocado
al mundo de la publicidad y el audiovisual. Desgraciadamente, una leucemia nos
apartó para siempre a este magnífico autor a los 53 años.
Convertida con el paso
de los años en obra de culto, The Rocketeer tuvo incluso su adaptación
cinematográfica, surgida de la factoría Disney y dirigida por Joe Johston. Una
película que respeta los cánones impuestos por Stevens en el cómic y, salvo
pequeños detalles (el nombre de Betty es cambiado por Jenny así como su
personalidad sensual y arrolladora por otro de carácter más inocente y
angelical con el rostro de Jennifer Connelly) se puede considerar una de las
mejores traslaciones de un tebeo a la gran pantalla que jamás ha habido.
Recientemente Norma
Editorial publicó un volumen integral con todas las
páginas realizadas por el autor para esta serie y que recoge también los
bocetos, estudios y diseños que empleó Stevens para crear esta pequeña gran
obra maestra del cómic.
Un libro que no debería
faltar en nuestras estanterías y que, de vez en cuando, deberíamos admirar para
que no olvidemos por qué nos gustan los cómics.