Sí, “Espíderman” lo llamábamos allá por los años 80. Porque en España (y menos en Extremadura) no se le conocía como “The Amazing Spider-Man”, tal y como lo bautizó en alegre Stan.
A lo que mi memoria alcanza, mi relación con el trepamuros comenzó en mi Plasencia natal, cuando contaba con 5 años. En aquel tiempo emitían por Televisión Española (primera cadena, pues sólo había dos, como algunos de Vds. recordarán), los dibujos animados clásicos (que en los USA se estrenaron en el ’68).
¡Estaba enamorado de aquella canción!, ¡Cómo me gustaba aquel grupo infantil que tan eficientemente lo interpretaba (el grupo de moda “Regaliz”)! Dábamos mucha importancia a que las canciones fueran pegadizas y por supuesto estuvieran debidamente dobladas al español (eso del castellano era algo que entonces no se decía, Castellano era el de Castilla), pues el inglés para nosotros entonces, era como lo sería el chino ahora, desconocido e inexpugnable.
Recuerdo verle saltar de un edificio a otro, y como atrapaba con su red a los malos (Octopus siempre fue mi preferido), mientras el alegre y bromista personaje se colaba en el corazón de los niños que lo visonábamos. Después, salíamos corriendo a la calle a comentar el episodio todos “flipados”, y a jugar a ser él.
Poco después, con todo este éxito, Llegó el “merchandising” a nuestras vidas, y mis padres, viendo lo que me gustaba, me regalaron el Spiderman con “Alma de alambre”. ¡Dios!, cómo me gustó ese muñeco de goma con un alambre por dentro que permitía que se articulara como a ti te gustara más.
He de decir, que por desgracia, su duración no era muy larga, y hoy en día sabemos que tenía un alambre por dentro, porque la goma que lo recubría, acababa por rajarse. Tampoco la pintura azul de su traje era duradera, y al final acababas teniendo una “Antorcha Humana” (todo rojo) con los brazos y piernas rotos. Existía también un increíble Hulk (por entonces llamado “La Masa”) de éste material, que siempre quise tener, pero nunca pude conseguir.
El salto a los “chistes” (cómo llamábamos a los cómics o tebeos entonces), lo di, primero con “El Hombre Enmascarado”, y más tarde con nuestro amable vecino Spidey. La editorial que por aquellos entonces recorrían los kioscos, era Vértice, y aún conservo aquellos primeros prohibitivos (por el precio) números en mi haber. El ingenio del hombre araña no paraba de rondar por mi cabeza, y me encantaba que bromeara constantemente cuando se encontraba en peligro.
El mundo superheróico se abrió ante mis ojos, pero con un lado humano y frágil de la, muchas veces amarga vida de Peter Parker.
Después llegó Forum, con su edición más cuidada y colorida (con el famoso coloreado a base de tramas, que aún me sigue encantando), y sus 32 páginas en vez de las 24 del formato americano (lo que hacía que hubiese cortes donde no debía, e incluso se imprimiera en la contraportada parte de la historieta).
Más tarde (cuando tenía 7-8 años) llegó “Secret Wars” y todo cambió… el cómic llegaría a mi vida para quedarse, y lo que le ocurrió a Spiderman en aquel Crossover masivo fue mítico para el personaje.
Siendo más adulto, he visto muchas versiones de la araña, pero me quedo con el clásico Romita Sr. (con el respeto del Sr. Ditko por su fantástico diseño del personaje), y con Romita Jr., que modernizando el estilo de su padre, ha conseguido mantener intacto la esencia del mismo. En cuanto a guionistas, el fantástico Stan Lee y Strazinsky, por su visión “mágica” del personaje, que aún mostrándola, no la impone como un axioma sino como una posibilidad, que puedes creer o no (creo que ni Peter Parker se la llegue a creer del todo).
Ahora con 37 años tengo un hijo de 2 y medio y él empieza a tener (por desgracia para él) una gran predilección por el personaje, en parte (toda) por mi influencia.
Así, por su 50 aniversario, desde mi humilde lápiz, pincel y digitalización, les dejo este pequeño legado en nuestro querido blog de ExTreBeO.
Ángel García Nieto (TiTo).