Comenzamos,
con ésta entrada, una nueva sección en el blog de eXTreBeO, donde reseñaré
algunas de las últimas lecturas realizadas; novedades, clásicos y títulos
fundamentales, o no, dentro del mundo del cómic (principalmente tebeos, claro,
pero también habrá cabida para ensayos teóricos y alguna adaptación
cinematográfica).
Quiero
indicar lo primero, que lo que aquí se expresa es una opinión personal, no una
crítica (aunque contenga ciertas dosis de ella en algunos puntos), y por tanto
me dejaré llevar por mis gustos y preferencias. Con lo cual no dejará de ser
una visión subjetiva en muchos casos.
Y
como el mejor inicio es empezar por el final. Hoy toca reseñar la última
lectura que he realizado. Se trata de Los Vengadores. La guerra interminable,
con guión de Warren Ellis (Transmetropolitan, Planetary), un escritor de
probada solvencia que devolvió a Tony Stark al panteón de dioses superheróicos
con la genial Iron Man: Extremis. El dibujo corre a cargo de Mike McKone (52,
Avengers Academy) y Jason Keith como colorista.
Lo
primero a reseñar es que éste tomo forma parte de un nuevo proyecto editorial
de Marvel, retomando la vieja colección de Marvel Graphic Novels, y realizando
el lanzamiento del producto al mismo tiempo en todo el mundo (como se viene
haciendo habitualmente con los grandes blockbusters fílmicos)
Y
esa ha sido principalmente mi sensación al leer este volumen de 120 páginas. Me
ha parecido estar viendo una película, tanto por la estética de los personajes
(cercanas a las reflejadas en las adaptaciones fílmicas), como por la narrativa
empleada y el argumento en sí.
Supongo
que la idea final de Marvel es acercar al público aficionado de las películas
(que seguramente no ha tocado un cómic en su vida) al universo de esos mismos
personajes en su medio original, sin que ello despierte suspicacias en el nuevo
lector a meterse en unas historias llenas de macrosagas y multicrossovers a los
que Marvel y DC nos tiene acostumbrado al común de los aficionados, pero que
para un neófito sería imposible de entender y menos captar (cuando lo que busca
es pasar un rato agradable que le recuerde a sus personajes del cine).
La
historia en sí utiliza un sencillo mcguffin con amenaza de monstruos de la mitología
nórdica de por medio (sospechosamente parecidos a los que aparecen en la peli
de Los Vengadores) y viejos enemigos de Steve Rogers. Que nos pone al Capitán
América y Thor a la cabeza de los héroes más poderosos de la Tierra para
solucionar el conflicto. Un argumento menor, sin ningún tipo de trascendencia (creo que no tiene siquiera que ver con la continuidad oficial de Los
Vengadores, ya que no soy lector asiduo, así que no lo puedo asegurar) pero que
resulta ameno y entretenido, que no es poco.
Cuenta
con la aparición estelar de Lobezno, que parece integrado en el grupo, la
Capitana Marvel (con vistas a su próxima adaptación cinematográfica, supongo),
en versión Carol Danvers, y el solvente Hulk, que siempre es una grata sorpresa,
aunque aquí su aparición parece metida con calzador.
Mención
aparte merece el dibujo de McKone, con unos diseños, como ya he reseñado,
parecidos a los de las películas, pero con unos rostros carentes totalmente de
expresividad, fríos, sin que creen empatía en el lector, unos personajes
estáticos, que parecen estar posando, sin crear sensación alguna de movimiento
y mucho menos de acción.
Al menos el color imprimido por Jason Keith
disimula muchas de las carencias de McKone y rellena de más contenido gráfico
las viñetas.
La
sorpresa agradable es la introducción que hace Clark Gregg, el actor que
interpreta al agente Phil Coulson en toda la saga de películas Marvel y en la
nueva serie Agents of SHIELD, quien por lo visto es también aficionado a esto
de los cómics y hace una breve semblanza de lo que significaron los tebeos en
su infancia y juventud.
En fin,
Los Vengadores. La guerra
interminable, es un producto diseñado para captar nuevos lectores, pero que
poco o nada aportará al seguidor marvelita de toda la vida. Un entretenimiento
vacío de contenido, con personajes desdibujados, que sirve para pasar una tarde
ligera, ya que al menos no resulta una lectura pesada, pero que será olvidable
en cuando cerremos el tomo.
Jesús
Bravo