miércoles, 7 de junio de 2017

[RESEÑA] EL CABALLERO LUNA de DOUG MOENCH y BILL SIENKIEWICZ (1981)




El Caballero Luna ha estado ligado desde sus principios al guionista Doug Moench y al dibujante Don Perlin, a los cuales, como creadores del personaje, les debemos mucho, pero si hay un nombre al que siempre está y estará ligado nuestro héroe es al de Bill Sienkiewicz.

El Caballero Luna, en su origen,  fue creado como villano para el cómic “Werewolf by Night” #32 (1975) y debido a la popularidad suscitada entre los lectores cambió de bando y pasó a tener varias apariciones en diversos títulos de la Casa de las Ideas.

Un año antes de la salida del cómic que hoy vamos a reseñar, obtuvo su propia serie y ahí es donde entra Sienkiewicz. Tanto él a los dibujos como Moench guionizando consiguieron crear un héroe como ninguno hasta entonces, por poseer una peculiaridad que ninguno tenía, ¡Cuatro personalidades! Una personalidad por cada una de las fases de la Luna y una forma de llegar al público muy especial. ¿Qué personalidad utilizará ahora? ¿Jake Lockey? ¿Marc Spector? ¿Steven Grant? ¿El propio Caballero Luna? En realidad no es un superhéroe… ¡Son cuatro superhéroes en uno! Ya que cada personalidad tiene su función a la hora de resolver los entresijos en los que se ve envuelto nuestro cuádruple superhéroe.

Pero hoy no sólo vamos a hablar del Caballero Luna como justiciero, vamos a reseñar el siguiente cómic suyo.



El título que ocupa la portada es el de Caballero Luna con rótulos en colores rojo y amarillo. Nos llegó de la mano de la editorial Surco en el año 1983 (Dos años después de su salida en Estados Unidos).

El cómic contenía más de 180 páginas e incluía cinco números del héroe escarlata. En la portada aparecía también su codiciado # 1 y el precio, 350 pesetas de la época, lo que era algo nada desdeñable y lo más destacable ¡El Caballero Luna haciendo su entrada estelar rompiendo una ventana de una patada en una imagen que es… alucinante!

Pues bien, en su interior vemos como Moench y Sienkiewicz hacen de sus maravillas en cinco historias: una pasada por agua, otra con drogas de por medio, una más que nos quitará el sueño, una con lucha con Daredevil incluida y una última llena de recuerdos. En todos ellos el guión de Moench es buenísimo pero los dibujos de Bill en ciertos momentos de tensión son magníficos.



A lo largo de todos los años de vida de nuestro superhéroe, ha habido muchos acontecimientos que han marcado un antes y un después en sus aventuras, pero hay situaciones que siguen ahí en la mente de todos por su singularidad y su originalidad. De todas ellas yo me quedo con esos instantes en los que se ve a nuestro justiciero saltar desde el avión que pilota su amigo Frenchie o cuando salta de alguna azotea, en donde su capa forma una media Luna y con ella desciende como si fuera un paracaídas hasta llegar a su objetivo… en esos momentos ¡Es una Luna viviente! ¡El hombre-Luna!

¿Qué más podría decir de nuestro héroe? Pues que es el héroe completo y un buen espejo donde mirarse futuros guionistas y dibujantes para comprender que la complejidad de un héroe no radica en sus poderes o en su vestimenta, si no en el alma del personaje y en la naturaleza del ser humano.
¡Seguimos leyéndonos!





Por: David Cercas.

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