¡Hola a todos! ¡Cuánto tiempo sin
veros! Bueno, en realidad no puedo veros, ahora mismo esto es un
puñado de unos y ceros flotando en una red absurda que no entiendo,
pero ya sabéis a qué me refiero. Vuelvo con las pilas cargadas de las
“vacaciones” (entrecomillo porque las vacaciones no son lo mismo
cuando estás en el paro y lo más lejos que viajas es Madroñera),
con algún cómic nuevo y muchas ganas a las espaldas. Y uno de esos
cómics recientemente adquiridos es el que me ha dado la idea sobre
la que hablaros hoy.
En 1980 se dio en los USA lo que se ha
dado a conocer como la “british invasion”. Del cómic, claro. No
confundir con la “british invasion” original, que fue la
explosión musical británica que reventó el mundo en los 60
(Beatles, Rolling Stones, kinks, the Who...). En este caso hablo de
la del cómic. A finales de los 80 llegó al cómic americano
(concretamente a la editorial DC) una oleada de escritores de cómic
británicos que supusieron un terremoto para este medio similar al
que los Beatles supusieron para la música. Un grupo que cambió la
forma de contar las historias y le metió un meneo al cómic de
superhéroes que todavía colea. Hablo de nombrazos de la altura de
Grant Morrison y su increíble Animal Man, Garth Ennis con su
Hellblazer y posteriormente la imprescindible Preacher (Predicador)
y, sobre todo, Neil Gaiman con la obra maestra del cómic The Sandman
y el que abrió la puerta con su espectacular etapa en Swampthing y
posteriormente la (en mi opinión) más grande historia de
superhéroes jamás contada: Watchmen. Hablo evidentemente de Alan
Moore. Estos autores dieron una importancia que nunca había tenido
al guión más allá de la historia, en el lenguaje y el arte
narrativo. ¿Pero de dónde salieron todos estos british?
Todos de la pérfida Albión. Todos
empezaron (o casi) en la editorial 2000 AD, que sigue publicando a
día de hoy.
En los 70 la Edad de Plata del cómic
americano no había llegado a Gran Bretaña. Mientras los yankees disfrutaban del renacimiento de los superhéroes y de un cómic más
maduro pero dirigido a distraer y divertir, en UK seguían sobre todo
con historias lacrimógenas de la guerra y la postguerra. Pero
claro, en el 76 fue la explosión del Punk que, que no os engañen,
fue sobre todo británica. Y a su punky regazo un joven llamado Pat
Mills crea una revista de cómic: Action. Cada número contenía
historias violentas con sus buenas dosis de gore, con jóvenes
zurrando a policías con cadenas y todas esas cosas que tanto
admiraba la alta sociedad británica. Por eso no llegó al año.
Pero claro, en ese año habían vendido
MUCHO. Y los editores no son tontos. Así que buscaron la forma de
repetir el estilo pero esquivando las críticas y las denuncias. ¿Y
cómo? Mediante la ciencia ficción. En 1977 aparece, de la mano del
propio Pat Mills, el primer número de 2000 AD. Aquí los muertos o
violentados son androides, con forma humana pero con unas antenas y
tuerquillas que dicen “Eh, es un robot. No estoy matando a nadie.
Todo eso que salta de las heridas son tornillos y cables”.
El personaje que utilizaron para
impulsarse fue Dan Dare, un cómic de ciencia ficción inglés de los
años 50 que había tenido un éxito enorme. Pero el reboot de este
personaje con un trasfondo más oscuro no tuvo mucho éxito de
crítica. El resto de las series fueron recibidas más amablemente.
Pero es en el número 2 de la revista en el que aparece el personaje
que se convertirá en el icono de 2000 AD, que sigue saliendo hoy en
día, que ya en los 80 tenía su propia colección para él solo y
que tiene dos películas (malas) a sus espaldas: El Juez Dredd
Judge Dredd fue creado por John Wagner
al boli con dibujo de un español, Carlos Ezquerra. la idea era coger
los argumentos que estaban funcionando en esa época (películas como
Harry el Sucio) y llevarlos al extremo. Según sus creadores “Dredd
a veces hará cosas heroicas, pero no es un héroe. Es más bien un
villano”. Ezquerra, para dejar claro que el juez es un fascista,
utilizó en el diseño del uniforme iconografía franquista.
A partir del número 9 se desarrolla la
saga de las Robot Wars, con guión de Wagner y varios dibujantes
incluido Ezquerra.
Esta saga es la que convierte a Dredd
en el personaje favorito de los lectores de la revista. Así
descubren que lo que quieren sus lectores es lo que les da el Juez
Dredd: Historias extremas que no solo nunca se han contado, sino que
nunca se hubieran podido contar en el tipo de cómic que se hacía
anteriormente. Y Dredd y 2000 AD se lo aplican y suben como la
espuma. Los antiguos cómics ingleses van desapareciendo y copias de
2000 AD se van multiplicando, aunque con poco éxito. Es decir: Si en
los 80 quieres escribir o dibujar cómics en UK, ya sabes a qué
revista tienes que ir.
Y van. Los nuevos artistas se prueban
en una sección llamada “Tharg's Future Shocks”, historias cortas
autoconclusivas presentadas por el ficticio editor de 2000 AD: El
extraterrestre Tharg the Mighty
Estas historias son el campo de pruebas
de los nuevos autores, que si funcionan bien en unas cuantas reciben
su propia serie regular. De estas series regulares muchas tuvieron un
gran éxito y se siguen editando, como Stromtium Dogs o Rogue
Trooper. Pero me vais a dejar que comente solo mis favoritas:
ROBOHUNTER
¡Cómo amo esta serie! Creada por el
mismo escritor que Dredd, John Wagner y dibujada por Ian Gibson (que
volverá a aparecer por aquí) La serie cuenta las aventuras de Sam
Slade (Parodia de Sam Spade, detective protagonista del Halcón
maltés), un detective privado y Robohunter que se enfrenta a robots
locos que quieren hacer daño a los humanos. Pese a su poca afición
a los robots es ayudado (reticentemente) por dos de ellos: El
encantador y totalmente estúpido Hoagy, que se ha autodeclarado su
ayudante y le sigue a todas partes a su pesar, y el cigarro robot
Stoagy, añadido cuando se vetó que los personajes fumaran. La serie
está repleta de acción y es DIVERTIDÍSIMA.
ABC WARRIORS
Esta serie creada por Pat Mills copia a
los 7 magníficos, que a su vez copia a los 7 samurais, que a su vez
copia a los 7 enanitos (de esto último no estoy seguro). Un grupo de
élite de 7 robots reclutados para ayudar a los colonos humanos a
sobrevivir en Marte, que se ha convertido en una especie de futuro
cowboy apocalíptico. Los personajes están muy bien desarrollados,
desde un robot con poderes mágicos antiguo líder de una secta a mi
favorito, Joe Pinneaples, un francotirador excepcional que casi nunca
demuestra emociones, habla en código (“A1” es su respuesta
habitual a las órdenes) que solo se mete en problemas por su manía
de seducir a mujeres. Muy recomendable
LA BALADA DE HALO JONES
La mejor obra en 2000 AD (por consenso)
de Alan Moore. Una maravilla dibujada una vez más por Ian Gibson que
es lo que nadie espera ver en una obra de ciencia ficción: La
historia de una chica de 18 años norma y corriente, sin poderes ni
habilidades especiales ni objetos que no tiene nadie más. El primer
volumen solo cuenta la historia de su vida en una ciudad de los años
5000. A mí me encanta y me parece una de las obras imprescindibles
del autor imprescindible.
Y nada más por ahora. Hay más cosas
que ver, pero ya está bien, ¿no? ¡Que acabo de volver de
“vacaciones”! Así que la semana que viene ya volveré para
charlar de algún otro tema. Bueno, charlar en realidad no, que al
fin y a cabo esto son un puñado de unos y ceros que...
¡Gracias por leerme! ¡Hasta la semana
que viene!
EXCELSIOR!
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