jueves, 27 de agosto de 2015

De la C a la C (31) 2000 AD

¡Hola a todos! ¡Cuánto tiempo sin veros! Bueno, en realidad no puedo veros, ahora mismo esto es un puñado de unos y ceros flotando en una red absurda que no entiendo, pero ya sabéis a qué me refiero. Vuelvo con las pilas cargadas de las “vacaciones” (entrecomillo porque las vacaciones no son lo mismo cuando estás en el paro y lo más lejos que viajas es Madroñera), con algún cómic nuevo y muchas ganas a las espaldas. Y uno de esos cómics recientemente adquiridos es el que me ha dado la idea sobre la que hablaros hoy.

En 1980 se dio en los USA lo que se ha dado a conocer como la “british invasion”. Del cómic, claro. No confundir con la “british invasion” original, que fue la explosión musical británica que reventó el mundo en los 60 (Beatles, Rolling Stones, kinks, the Who...). En este caso hablo de la del cómic. A finales de los 80 llegó al cómic americano (concretamente a la editorial DC) una oleada de escritores de cómic británicos que supusieron un terremoto para este medio similar al que los Beatles supusieron para la música. Un grupo que cambió la forma de contar las historias y le metió un meneo al cómic de superhéroes que todavía colea. Hablo de nombrazos de la altura de Grant Morrison y su increíble Animal Man, Garth Ennis con su Hellblazer y posteriormente la imprescindible Preacher (Predicador) y, sobre todo, Neil Gaiman con la obra maestra del cómic The Sandman y el que abrió la puerta con su espectacular etapa en Swampthing y posteriormente la (en mi opinión) más grande historia de superhéroes jamás contada: Watchmen. Hablo evidentemente de Alan Moore. Estos autores dieron una importancia que nunca había tenido al guión más allá de la historia, en el lenguaje y el arte narrativo. ¿Pero de dónde salieron todos estos british?


Exacto, del mismo sitio del que habían salido dibujantes excepcionales como Brian Bolland, Steve Dillon o David Gibons unos años antes. Y del que después saldrían otros autores de un calibre brutal: Alan Davis, Pat Mills, Bryan Talbot, Kevin O'Neill, Mark Millar...

Todos de la pérfida Albión. Todos empezaron (o casi) en la editorial 2000 AD, que sigue publicando a día de hoy.

En los 70 la Edad de Plata del cómic americano no había llegado a Gran Bretaña. Mientras los yankees disfrutaban del renacimiento de los superhéroes y de un cómic más maduro pero dirigido a distraer y divertir, en UK seguían sobre todo con historias lacrimógenas de la guerra y la postguerra. Pero claro, en el 76 fue la explosión del Punk que, que no os engañen, fue sobre todo británica. Y a su punky regazo un joven llamado Pat Mills crea una revista de cómic: Action. Cada número contenía historias violentas con sus buenas dosis de gore, con jóvenes zurrando a policías con cadenas y todas esas cosas que tanto admiraba la alta sociedad británica. Por eso no llegó al año.

Pero claro, en ese año habían vendido MUCHO. Y los editores no son tontos. Así que buscaron la forma de repetir el estilo pero esquivando las críticas y las denuncias. ¿Y cómo? Mediante la ciencia ficción. En 1977 aparece, de la mano del propio Pat Mills, el primer número de 2000 AD. Aquí los muertos o violentados son androides, con forma humana pero con unas antenas y tuerquillas que dicen “Eh, es un robot. No estoy matando a nadie. Todo eso que salta de las heridas son tornillos y cables”.

El personaje que utilizaron para impulsarse fue Dan Dare, un cómic de ciencia ficción inglés de los años 50 que había tenido un éxito enorme. Pero el reboot de este personaje con un trasfondo más oscuro no tuvo mucho éxito de crítica. El resto de las series fueron recibidas más amablemente. Pero es en el número 2 de la revista en el que aparece el personaje que se convertirá en el icono de 2000 AD, que sigue saliendo hoy en día, que ya en los 80 tenía su propia colección para él solo y que tiene dos películas (malas) a sus espaldas: El Juez Dredd


Judge Dredd fue creado por John Wagner al boli con dibujo de un español, Carlos Ezquerra. la idea era coger los argumentos que estaban funcionando en esa época (películas como Harry el Sucio) y llevarlos al extremo. Según sus creadores “Dredd a veces hará cosas heroicas, pero no es un héroe. Es más bien un villano”. Ezquerra, para dejar claro que el juez es un fascista, utilizó en el diseño del uniforme iconografía franquista.

A partir del número 9 se desarrolla la saga de las Robot Wars, con guión de Wagner y varios dibujantes incluido Ezquerra.


Esta saga es la que convierte a Dredd en el personaje favorito de los lectores de la revista. Así descubren que lo que quieren sus lectores es lo que les da el Juez Dredd: Historias extremas que no solo nunca se han contado, sino que nunca se hubieran podido contar en el tipo de cómic que se hacía anteriormente. Y Dredd y 2000 AD se lo aplican y suben como la espuma. Los antiguos cómics ingleses van desapareciendo y copias de 2000 AD se van multiplicando, aunque con poco éxito. Es decir: Si en los 80 quieres escribir o dibujar cómics en UK, ya sabes a qué revista tienes que ir.

Y van. Los nuevos artistas se prueban en una sección llamada “Tharg's Future Shocks”, historias cortas autoconclusivas presentadas por el ficticio editor de 2000 AD: El extraterrestre Tharg the Mighty


Estas historias son el campo de pruebas de los nuevos autores, que si funcionan bien en unas cuantas reciben su propia serie regular. De estas series regulares muchas tuvieron un gran éxito y se siguen editando, como Stromtium Dogs o Rogue Trooper. Pero me vais a dejar que comente solo mis favoritas:

ROBOHUNTER


¡Cómo amo esta serie! Creada por el mismo escritor que Dredd, John Wagner y dibujada por Ian Gibson (que volverá a aparecer por aquí) La serie cuenta las aventuras de Sam Slade (Parodia de Sam Spade, detective protagonista del Halcón maltés), un detective privado y Robohunter que se enfrenta a robots locos que quieren hacer daño a los humanos. Pese a su poca afición a los robots es ayudado (reticentemente) por dos de ellos: El encantador y totalmente estúpido Hoagy, que se ha autodeclarado su ayudante y le sigue a todas partes a su pesar, y el cigarro robot Stoagy, añadido cuando se vetó que los personajes fumaran. La serie está repleta de acción y es DIVERTIDÍSIMA.

ABC WARRIORS


Esta serie creada por Pat Mills copia a los 7 magníficos, que a su vez copia a los 7 samurais, que a su vez copia a los 7 enanitos (de esto último no estoy seguro). Un grupo de élite de 7 robots reclutados para ayudar a los colonos humanos a sobrevivir en Marte, que se ha convertido en una especie de futuro cowboy apocalíptico. Los personajes están muy bien desarrollados, desde un robot con poderes mágicos antiguo líder de una secta a mi favorito, Joe Pinneaples, un francotirador excepcional que casi nunca demuestra emociones, habla en código (“A1” es su respuesta habitual a las órdenes) que solo se mete en problemas por su manía de seducir a mujeres. Muy recomendable

LA BALADA DE HALO JONES


La mejor obra en 2000 AD (por consenso) de Alan Moore. Una maravilla dibujada una vez más por Ian Gibson que es lo que nadie espera ver en una obra de ciencia ficción: La historia de una chica de 18 años norma y corriente, sin poderes ni habilidades especiales ni objetos que no tiene nadie más. El primer volumen solo cuenta la historia de su vida en una ciudad de los años 5000. A mí me encanta y me parece una de las obras imprescindibles del autor imprescindible.

Y nada más por ahora. Hay más cosas que ver, pero ya está bien, ¿no? ¡Que acabo de volver de “vacaciones”! Así que la semana que viene ya volveré para charlar de algún otro tema. Bueno, charlar en realidad no, que al fin y a cabo esto son un puñado de unos y ceros que...

¡Gracias por leerme! ¡Hasta la semana que viene!


EXCELSIOR!

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