De nuevo volvemos con
la reseña de un personaje surgido de la literatura pulp. Una constante en este
espacio de reseñas, y que se debe a la fascinación personal que tengo por los
personajes e historias nacidas o inspiradas en este medio. Personajes como
Conan, Tarzán, Doc Savage o The Black Beetle han tenido cabida en estas líneas
y no dudéis que la tendrán en el futuro.
Sin embargo, entre toda
esa amalgama de personajes fundacionales de la literatura popular, que dieron
origen al cómic de consumo y a los superhéroes al uso, hay uno que se me quedó
clavado en la retina en cuanto aposenté mis ojos sobre él por vez primera, hace
unos cuantos lustros ya.
La Sombra ha sido,
desde su creación en 1930, una fuerte fuente de inspiración para seriales
radiofónicos, novela, cómic y el cine. Creado inicialmente para la radio, donde
le interpretó el mismísimo Orson Welles (antes de que acojonara a media América
con su versión de La Guerra de los Mundos y se encumbrara con Ciudadano Kane), el éxito de La Sombra pronto le
hizo saltar a otros medios. Su padre literario fue el escritor Walter B. Gibson
quién, bajo el seudónimo de Maxwell Grant, le dedicó cientos de títulos
publicados en la revista pulp The Shadow Magazine. Pronto el cine, a través de
sus seriales por episodios y el cómic, recogerían el testigo y continuarían las
historias del multimillonario Lamont Cranston, quien por las noches combate el crimen enfundado en una larga capa negra, un sombrero de ala ancha y una bufanda rojo sangre, y armado con dos Colt M1911, sus poderes mentales y una larga lista de colaboradores conocidos como los Agentes de la Sombra, entre los que destaca su fiel compañera
Margo Lane.
Fundador de toda una
saga de justicieros enmascarados, que tiene en Batman a su discípulo más
exitoso y aventajado, La Sombra no sólo se mueve por las oscuras calles de la
ciudad impartiendo justicia. Su historia va más allá y nos retrata a un personaje
rico en matices que oculta su identidad no sólo tras el sombrero y la bufanda,
sino tras el propio Lamont Cranston, que no es sino otro disfraz de cara al
público y que en realidad enmascara el pasado de Kent Allard, un famoso aviador
internacional que se dedicó al contrabando de opio bajo el nombre de Ying Ko,
controlando el tráfico de drogas en el sudeste asiático y que, tras un
encuentro con monjes tibetanos, estos le recogen y le enseñan los secretos del
poder mental, la telequinesis, la telepatía y la posibilidad de controlar las
sombras y la oscuridad, para que, rehabilitado de sus pecados pasados, imparta
justicia en el corrupto mundo occidental.
La Sombra 1941. La
astróloga de Hitler, es un homenaje a toda esa época clásica del personaje,
creado por los autores que devolvieron a La Sombra al éxito de los cómics en
los años 70. Denny O´Neil y Mike Kaluta.
En el Domingo de Pascua
de 1941, una joven se abre paso, entre la festiva multitud, mientras corre por
su vida a través de las calles de Manhattan. Una carrera que nos lleva desde
las bulliciosas calles de New York a la opresiva Berlín, oscuro corazón del
régimen nazi. En medio de este berenjenal de persecuciones imposibles en
motocicletas, submarinos y autogiros, La Sombra debe actuar para mantener el
mundo libre del yugo nazi.
Una historia clásica
del género pulp donde la trama se centra en el enfrentamiento entre La Sombra y
sus agentes por un lado, y los altos jerarcas nazis por otro, por el control de
Gretche Baur, una astróloga en la que Hitler deposita su confianza para
determinar si finalmente invade Inglaterra o Rusia.
Denny O´Neil ejecuta
aquí un guión de factura clásica, muy bien cuidado y con especial detalle en
los diálogos entre los personajes, enfatizando su personalidad a través de
ellos. Con esta narrativa, logra enganchar al lector con un ritmo y una
historia donde se dan cabida escenas de acción, romances, conspiraciones y
asuntos turbios del pasado con una maestría excepcional.
Mike Kaluta es un
dibujante que siempre se ha sentido cómodo dibujando a La Sombra, su entorno y su
época. Con un dibujo rico en detalles, sumerge al lector en la historia con tal
intensidad, que es difícil sustraerse de ella hasta la última página.
Este volumen de Planeta-DeAgostini
recupera, por vez primera en veinte años, la aclamada colaboración entre estos
dos autores clásicos, con una edición completamente remasterizada para la
ocasión.
Y recordad, si tenéis
algún secreto turbador oculto. Algo que no os deja dormir tranquilos por la
noche… Temblad. ¿Quién sabe la maldad que anida en el corazón de los hombres?
La Sombra lo sabe.
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