¡Hola a todos! Hoy quiero hablaros de un tema que ha afectado a cómics de todos los países en un momento u otro de la historia: la censura, El “cómic” tal y como lo entendemos ahora, en su acepción de “cómic moderno”, se encontró con el rechazo de algunos sectores desde su creación. Cuando apareció en los EEUU en los años 30 el colectivo que primero se encargó de machacarlos fue el de los profesores. Sobre todo porque consideraban que eran una mala influencia y podían "empeorar” el gusto literario y artístico de los alumnos. En los años cuarenta aparecieron numerosos artículos en las revistas profesionales en los que unos educadores enseñaban a otros cómo quitar ese horrible hábito a sus alumnos. Las distintas iglesias, por supuesto, también empezaron en seguida a protestar por los contenidos “inmorales” de los cómics.
De todas formas los cómics seguían saliendo (y comprándose) sin ningún tipo de problema. Es la que se llama “La edad de oro del cómic”, en la que aparecían cómics de todo tipo (superhéroes, terror, umor, misterio, etc.) y todos ellos tenían un gran éxito de ventas. Pero llegó la postguerra (La suya, la Post Segunda Guerra Mundial) y los americanos volvieron a centrarse en su país. Y una de las cosas Que más les preocupó fue el ascenso de la violencia juvenil. Ahí aparece el Dr. Fredric Whertham.
El Dr. Whertham era un psiquiatra germano-americano muy preocupado por la influencia de los cómics en las mentes juveniles. Pasó muchos años dando charlas y pidiendo frenos al gobierno sin mucho éxito. Hasta que en 1954 juntó toda su “sabiduría” al respecto y publicó su libro estrella, Seduction of the innocent”. En él explicaba la relación entre los cómics y la violencia juvenil y hacía un desglose de toda la maldad inherente al cómic de aquellos años: Superman era un fascista antiamericano, Wonder Woman era claramente lesbiana (porque era fuerte e independiente), Batman y Robin homosexuales, sin hablar de la violencia y el delito que se mostraba en los cómics de misterio y terror y que llevaba a los jóvenes a la imitación de estos actos. Creo que también hablaba de formas de mujeres desnudas escondidas en los dibujos de árboles.
Este libro tuvo un gran éxito y el Senado se vio obligado a tomar parte en el asunto, creando el Subcomité de Violencia Juvenil y comenzando una investigación a la que fueron un gran número de testigos. Uno de los testigos llamados fue William Gaines, editor de la editorial EC, una editorial de mucho éxito que publicaba cómics de misterio, terror y ciencia ficción. Cuando sus compañeros editores vieron cómo el subcomité y posteriormente la prensa atacaba duramente a Gaines decidieron tomar la vía rápida y crearon la Comics Magazine Association of America (CMAA) y su código regulador. Solo los cómics que se ajustaran a este código híper restrictivo recibirían el muy famoso sello de aprobación.
Las normas contenidas en el CCA prohibían la violencia y el sexo representados gráficamente. También prohibía las imágenes de policía, jueces o autoridades recibiendo un trato que se pudiera considerar como una incitación a su falta de respeto. Y un par de cosas más. Como que el bien siempre debía vencer al mal, que ningún agente de la ley podía morir en un acto criminal, no podían salir vampiros, hombres lobo o zombies, estaba prohibido usar las palabras “horror” o “terror” en los títulos, las historias de amor tenían que estar dirigidas a enfatizar “la santidad del matrimonio”, no podía aparecer amor adolescente ni nada que se pareciera a pasión a cualquier edad, el crimen no podía ser atractivo, no podía aparecer el uso de drogas aunque fuera para criticarlo…
Había más cosas, pero me quedo sin respiración.
EC se negó en un principio a aplicar estas medidas, pero se encontró con un gran problema: Las tiendas de cómics se negaban a vender cómics que no tuvieran el sello. Así que, en términos científicos, Gaines tuvo que envainársela. Sus cómics siguieron saliendo con el sello y la censura adecuada hasta el día que no pudo más, el “Jugdement day”, “Judgement day” es una historia que EC publicó en el número 18 de su revista “Incredible Science Fiction”. Es una historia de 8 páginas que cuenta la historia de un astronauta humano que va a un país habitado por robots para ver si están preparados para unirse a la República Universal. Allí un robot naranja le enseña el funcionamiento de ese mundo habitado por robots naranjas y azules. Estos viven separados por colores, se sientan en distintas partes del autobús, recargan energía en distintos surtidores, etc. aunque solo se diferencian en el color exterior y la educación que reciben. El astronauta les dice que debido a esto no pueden entrar en la República Universal y se marcha. En la última viñeta, volviendo ya en su nave, se quita el casco y ¡Oh, sorpresa!
Bueno, para nosotros no es muy sorpresa, pero este cómic se dibujó en 1956. Un año después del evento Rosa Parks.
Cuando Gaines le enseñó esta pieza al Administrador del Comic Code, el juez Charles Murphy, este le dijo que ¡NOR! Que había que cambiarlo, el astronauta tenía que ser blanco. Después de un buen rato con Gaines intentado explicarle que no, que ese era el meollo del cómic, tuvo que acabar amenazando a Murphy con una denuncia y una campaña en prensa en su contra para conseguir que este, dadivoso, le dijera que bueno, que podía ser negro pero no podía sudar. Gaines, con mucha educación le comentó que “¡Fuck you!”, le colgó el teléfono y lo publicó como le dio la gana. Y decidió que se acabó, EC no publicó más cómics y se centró en publicar la revista MAD, de la que sin duda habéis visto referencias como poco en los Simpson.
Lo dejo aquí, que todavía queda mucha tela por cortar. La semana que viene continuamos con el cómic americano hasta el día de hoy y sacamos lo mejor de la nevera: La censura en el cómic en esta España nuestra.
¡Excelsior!
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