Última reseña del año
antes del parón navideño. Hoy nos acercamos a un clásico moderno del tebeo
español. Un título que por méritos propios, merece un lugar destacado en las
estanterías de nuestras tebeotecas.
El invierno del
dibujante es un homenaje a toda una generación de artistas del pincel que
pusieron su nombre con letras de oro en la historia del tebeo en España. Una
generación de dibujantes que hizo reír a pequeños y mayores en la deprimida
España de la postguerra. La generación de la Editorial Bruguera.
Narra la historia de la
peculiar relación que Bruguera tenía con sus dibujantes. En la que se trabajaba
sin parar, con horarios de oficina. Una época en la que se dibujaba a destajo,
cobrando a tanto por página y en la que la editorial no sólo se quedaba con los
originales sino que obligaba por contrato a que los dibujantes renunciasen a
todos sus derechos de autor. A cambio recibían un sueldo más o menos decente
con el que poder vivir.
Pero en 1957 los
dibujantes estrella de Bruguera se plantaron. Giner, Escobar, Peñarroya, Cifré
y Conti se cansaron de este trato y decidieron abandonar la editorial para
tomar el timón de sus vidas y su arte. Juntos montaron la revista TÍO VIVO, que
orientarían hacia un público más adulto del que normalmente venían haciendo. A
partir de esta premisa, se construye la descripción de unos personajes y una
época de nuestra historia, tomando también como protagonista a la ciudad de
Barcelona, en cuyos escenarios y calles transcurre gran parte de la trama.
El invierno del
dibujante nace de un sueño infantil del propio autor, que creció, como una gran
generación de lectores, con Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape y la época de las
revistas infantiles como Pulgarcito o la propia Tío Vivo. Unas historietas que
emanaban magia y cuyos dibujantes eran auténticas estrellas e ídolos de los
niños del país.
Paco Roca es un autor
sobradamente conocido y reconocido. Ganador del Premio Nacional de Cómic por
Arrugas, nos ha regalado a la historieta española y a los miles de aficionados
título tan emblemáticos como El Juego Lúgubre, Arrugas, Las calles arena,
Memorias de un hombre en pijama o esa gran novela gráfica que es Los surcos del
azar. El propio dibujante reconoce que para lo más difícil fue la
documentación, no solo de vestuario y escenarios, sino del modo en que se
trabajaba en Bruguera y encontrar autores de aquella época que pudieran
aportarle información de aquellos años. Para ello se entrevistó con personajes
como Víctor Mora (creador del Capitán Trueno), Jordi Bayona (uno de los
capitoste de la editorial) o Julia, redactora de la misma. También recurrió al
NO-DO, las instantáneas del fotógrafo Catalá Roca o películas clásicas del cine
español para captar el ambiente de la época.
El estilo pulcro y
limpio de Paco Roca, así como el color con aires vintage empleado para reseñar,
con diferentes tonalidades, los saltos temporales que hay la historia y que
surgen a modo de flash backs que muestran la lucha pionera de este grupo de
dibujantes por reivindicar la autoría de los derechos sobre sus obras.
En definitiva, El
invierno del dibujante es una obra esencial que muestra no sólo una época
pasada sino un mundo apenas conocido como es el de los dibujantes de Bruguera y
su relación con la editorial, que muchos creíamos idílica. Un título que puede
disfrutarse por todos los públicos y un buen regalo que poder hacer en estas
señaladas fechas.
FELICES FIESTAS Y
PRÓSPERO AÑO NUEVO.
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