domingo, 6 de abril de 2014

[Reseña] SKREEMER (Peter Milligan / Brett Ewins-Steve Dillon)

“Aquello que puede ser previsto, está predestinado; y donde hay predestinación, no hay libre albedrío”


    Con ésta frase que puede leerse en la primeras páginas de ésta obra, se sientan las bases de la fuerza y argumento principal de la misma.
    Skreemer fue una miniserie de seis números publicada por DC Comics en 1989.  Una obra que se podría entender como avanzadilla de lo que luego sería el sello más independiente y adulto de la editorial, Vértigo y que fue la carta de presentación de Peter Milligan en Estados Unidos tras su floreciente éxito en Gran Bretaña de la mano de 2000 A.D.

    Estamos en el año 38 después de La Caída, en una decadente Edad de los Gigantes que dará paso a la Edad de la Reconstrucción. Un distópico futuro donde el mundo se ha colapsado y está gobernado por capos mafiosos que se reparten el territorio de los USA y son llamados a sí mismos Presidentes. Veto Skreemer es el último de los skreemer, una suerte de brazo ejecutor de la Mafia, que ha llegado a convertirse en el más grande de los jefes mafiosos, el capo di tutti capi. A lo largo de la serie y a modo de flash-back, seguiremos la vida y evolución de Veto y como pasa de ser un joven delicuente a convertirse en el más poderoso jefe mafioso. Un argumento que narra el destino de Skreemer y como los diferentes pasos a lo largo de su vida le llevan a un irremediable final que el propio protagonista vislumbra desde sus orígenes. El destino está sellado y cualquier cosa que haga por remediarlo, será infructífero.

    Narrada a través de los ojos de Tim Finnegan, un joven que se enrola en la banda de Skreemer, es también la historia de éste personaje y su familia. De cómo la voluntad de las personas de buen corazón se ven soliviantadas e inmersas en la guerra de bandas en que se ha convertido esta violenta sociedad futurista, llegando a presenciar e incluso participar de atroces decisiones por el bien y la protección de su familia.

    Peter Milligan nos muestra aquí una obra compleja, tanto en el planteamiento de la trama, con múltiples lecturas, como en el desarrollo psicológico de los personajes. Una historia fatalista que toma a los personajes como unas piezas de ajedrez en las que solo pueden verse manejados por acontecimientos que les lleva a un destino predefinido y sin posibilidad alguna de cambio. La escena de Skreemer asomado al borde de un balcón sin barandilla, oteando durante horas el abismo es la metáfora de su propia vida. Donde siempre ha estado al límite y le hace conocedor de su aciago final pero sin control absoluto sobre el mismo.

    Brett Ewins al lápiz y Steve Dillon como entintador, recogen el testigo de Milligan en el apartado gráfico y nos muestra un estilo muy deudor de su época, los ochenta, con unos personajes de grandes proporciones, trazos rectos y finos y grandes manchas negras que sirven para enfatizar que no dejamos de estar ante un cómic noir. Con un cuidado por los detalles y la ambientación y que pese a la misma, no permite que podamos definir si estamos ante un distópico futuro o en un pasado ucrónico.
    Un tebeo complejo en su concepto y desarrollo, que propició la creación del sello Vértigo en DC Comics y que en España fue editado en 1993 por Editorial Zinco en formato miniserie de comic-books y más recientemente recuperado por Planeta-DeAgostini en un estupendo tomo unitario. Una obra que, aunque pasó desapercibida en su momento, vale la pena poseer en nuestras estanterías y retomar de vez en cuando.


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