Traemos un género que podría considerarse de evasión, ya que nos distraerá con toda seguridad de eso que llaman actualidad, si bien no hemos dicho que sirva para relajarse propiamente (aunque hay gente para todo...). Nos referimos al terror, un género que posee un pasado glorioso en la historia del Noveno Arte y que parece estar renaciendo en los últimos años, con obras muy interesantes y excelentemente realizadas.
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La Asociación de Críticos y Divulgadores de España (ACDCómic) incluía entre sus "Esenciales 2015" el manga Fragmentos del mal, del autor Junji Ito (ed. ECC, 9,90 €, 224 págs.,ByN, tamaño de bolsillo y sentido de lectura oriental). Se trata de un buen ejemplo de ese grato resurgir del género que comentábamos anteriormente. Una obra que sigue el esquema clásico de recopilación de historias cortas e independientes (idóneas, por tanto, para leerse por ejemplo una antes de acostarse) que ya predominaba en las obras de este género allá por los 50 (como las maravillas que editó la EC Comics, de la cual hablamos en su momento por la recopilación publicada recientemente de Wallace Wood -VER-).
En el volumen que recomendamos hoy encontraremos 8 historias de unas 25-30 págs. cada una aprox. El dibujo está bastante cuidado y contribuye activamente a reforzar la ambientación y la tensión psicológica de las historias. Los temas son diversos y la dosis de elementos fantásticos es variable, cambiando de unas a otras. Precisamente la presencia de este factor sobrenatural es el que favorece que las historias resulten, además de muy entretenidas, poco inquietantes (nada tan terrorífico como un telediario si se piensa bien, ¿no?) con lo cual podríamos calificarlas como de terror moderado, aunque esto es siempre algo bastante subjetivo y las historias son variadas.
En realidad hay que destacar que este género nunca desapareció y siempre ha tenido a autores de gran relevancia produciendo grandes obras en cada época. Desde la mencionada EC en los 50 pasamos por los 60 y los 70 con publicaciones como las de la Warren (Creepy, Eerie, Vampirella... con grandes autores españoles) o Marvel con La tumba de Drácula, Blade o El motorista fantasma, en los 80 con La cosa del pantano de Alan Moore, en los 90 con el sello Vertigo (de DC Cómics), con títulos como Hellblazer (John Constantine) o The Sandman y por otro lado títulos como Hellboy, etc. o series como Dylan Dog de la italiana Bonelli, que llegan con buena salud editorial hasta nuestros días, en los que una nueva hornada de autores y obras recuperan y enriquecen el género, tanto con elementos fantásticos (Cruzando el bosque) como con conexiones con la realidad social (El bosque de los suicidas) o el género negro, por ejemplo (Fatale) y sin olvidar los homenajes e influencias de los clásicos. A todo esto colabora activa y potentemente Japón con el manga (como pasa paralelamente en el ámbito cinematográfico).
En muchos casos detrás de muchas películas y series actuales y clásicas de terror y fantasía están los cómics en que se basan: The Walking Dead, 30 días de oscuridad, el Motorista Fantasma, From Hell, Constantine, Hellboy, Men in Black (no precisamente una comedia en su versión cómic), El cuervo, La familia Adams... en resumen, zombis, vampiros, alienígenas y misterios aterradores a porrillo.
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