Pocas veces ha sido trasladado al
cómic esa época gloriosa de la historia de nuestro país que ha sido el Imperio
Español. Y no por falta de buenas historias que contar, tanto en la conquista
de las Américas como en las guerras europeas, con Flandes y Lepanto a la
cabeza, donde España intentaba mantener su hegemonía mundial a base de Tercios
(y no de cerveza precisamente). Una época que da juego para grandes aventuras
en ese entorno tan propicio pero que ha sido ninguneada prácticamente hasta
casi perecer en el olvido.
Si Frank Miller se hubiese
enterado de los Combates de Cagayán en 1582, en el que cuarenta soldados
españoles se enfrentaron a un contingente de mil ronins (ya sabéis, samuráis sin
señor) japoneses y salieron victoriosos, tal vez hubiera dejado aparcado su 300
a un lado para relatar esta gesta. La Batalla de Lepanto (que libró a Europa
del yugo del Imperio Otomano) podría ser una espectacular superproducción
hollywodiense si hubiese participado Inglaterra en vez de España. Supongo que
toda esa opacidad del mundo anglosajón a nuestra historia propia se debe a la
Leyenda Negra que circuló desde el s. XVI, un sentimiento anti-español entre
los países angloparlantes y que se ha mantenido hasta nuestro días.
Sirva este amplio preámbulo como
inicio (y reivindicación de nuestra historia) de la reseña que trataremos hoy.
Conquistador nos remite a la
epopeya de la conquista de México por Hernán Cortés, pero tratándolo en tono de
aventura y con elementos fantásticos. No se trata, obviamente, de un relato histórico
de los hechos sino de una aventura pura y dura, con el trasfondo de la
ocupación del Imperio Azteca por España.
Es el año 1520 y estamos en
Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca. Hernán Cortés y sus hombres se
encuentran en los dominios del emperador Moctezuma. Pero la frágil alianza que
tiene con Moctezuma se va resquebrajando por la taimada intervención del Sumo
Sacerdote Oczu quién lo predispone en su contra. Al mismo tiempo, la Corona de
España ha descubierto que Cortés se está enriqueciendo ilícitamente y ha
enviado un contingente al mando del capitán De Narváez, para que rinda cuentas.
Cortés decide salir al encuentro de De Narváez y hacerle frente, pero antes
encarga a un pequeño grupo de hombres que se hagan con el Tesoro Azteca y así
ajustar las cuentas con la Corona y seguir su singladura en pos de la conquista
de México.
Al frente de este grupo de
aventureros se encuentra Hernando de Royo, un impetuoso soldado sin miedo a
nada, Catalina Guerrero, una mujer atrevida y valiente en un mundo de hombres,
el Padre Cristóbal, un religioso que estudia las costumbres y la cosmogonía del
Nuevo Mundo y que tiene visiones psicotrópicas, Saltamontes, un joven imberbe
aficionado a realizar pócimas y Burro, un brutal y violento soldado.
Juntos planearán hacerse con el
enorme Tesoro Azteca. Pero Oczu les ha descubierto y huyen con una pequeña
parte del tesoro. En su huida también se llevan la misteriosa estatua de un
antiguo dios y una bolsa llena de unas extrañas raíces. Un robo que desatará
sobre ellos la ira de un poder ancestral. Un horror que les persigue por la
jungla y al que deberán enfrentarse con
determinación.
El argumento es un clásico relato
de aventuras con elementos fantásticos. Una mezcla coherente que está bien
ensamblada, con personajes definidos pero muy arquetípicos aunque nada
desdeñables.
Jean Dufaux (Bruselas, 1949) es
un guionista de sobra conocido. Autor, junto al fenecido Philippe Delaby de la aclamada
serie Murena y de La balada de las landas perdidas, con Grzegorz Rosinski en el
arte. Dufaux es un excelente narrador que se ha especializado en relatos enmarcados
dentro de un contexto histórico. En Conquistador, nos remite a la época del
Imperio Español y la ocupación y conquista del Nuevo Mundo con una historia con
un deje de aventura clásica pero tamizada con elementos fantásticos que
recuerdan a Alien, el octavo pasajero.
El arte corre a cargo de Philippe
Xavier (1969). Uno de los valores consagrados de la nueva Bande Dessinée franco-belga
que ha trabajado también para el mercado americano en Heavy Metal o Frank
Frazetta Illustrated. Junto al propio Dufaux, es también creador de la
estupenda serie de álbumes Cruzada, que se ha convertido ya en una obra
imprescindible. En Conquistador sigue mostrando su trazo fino y pulcro, con una
excelente recreación de la cultura precolombina y una gran descripción de los
paisajes y naturaleza agreste de la América de la Conquista Española.
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