Nacida del surgimiento
de ese nuevo concepto que se ha dado en llamar novela gráfica ya sabéis, el
comic de toda la vida pero con un porrón de páginas y argumentos mayormente ombliguistas
con la que gafapasteros con ínfulas seudo intelectualoides (no, yo no leo
tebeos, eso es cosa de frikis, yo leo novelas gráficas que para eso soy un
hipster y molo mazo) pueden sentirse a gusto y superiores al resto de los
mortales. La obra que voy a reseñar a continuación se encuentra en la cumbre de los títulos de
éste llamémosle género.
Hicksville es uno de
los títulos que mejores críticas ha tenido de este auge de lo que se debería
llamar sin más cómic de autor. Narra la búsqueda por parte del periodista
Leonard Batts de los orígenes de un triunfante y talentoso dibujante de cómics
de superhéroes, Dick Burger. Sus pesquisas le llevan a una pequeña y costera localidad
de Nueva Zelanda. Allí se encuentra con la sorpresa en que toda la población es
experta en tebeos y que la sola mención del nombre de Dick Burger les pone a
todos de muy mal café. Poco a poco Batts irá descubriendo los motivos de esa
animadversión de los peculiares habitantes de Hicksville hacia su hijo más
famoso y los sorprendentes secretos que allí se ocultan.
La historia se compone
de varios fragmentos protagonizados por diferentes personajes y que aúna
misterio, amor, intriga y humor, teniendo al mundo del cómic como eje
vertebrador de la obra. Con una composición en muchos puntos compleja,
Hicksville es la representación localizada de la esencia humana mostrada
mediante metáforas y símbolos con los que el autor juega para dar mayor
intensidad y relevancia a un argumento que de por sí es bastante simple.
Dylan Horrocks juega
con ese realismo mágico mediante la inclusión de historias paralelas a la trama
principal que sirven como encaje de bolillos para manifestar su interés en mostrar
esa naturaleza humana llena de inseguridades, desamores y miedos a través de un
compendio de estilos para cada una de las subtramas y la inclusión de otros
elementos diferenciadores acordes al relato que cuentan.
El estilo gráfico de
Horrocks, aunque simple en su planteamiento y poco comprometido artísticamente,
sirve perfectamente a la narración que pretende mostrar y casa con el ritmo de la obra.
Hicksville es una historia de historias, de personajes con vidas que continúan,
inacabadas. Muchas de las subtramas no terminan de cerrarse, mostrando de este
modo una vida que sigue y por la que el autor ha pasado tangencialmente,
narrando solo un fragmento de las mismas y sin un final aparente.
El título fue publicado incialmente en España por Edicions De
Ponent, encargándose Astiberri de una segunda edición con más complementos y
una nueva introducción de su autor. Una obra que además fue elogiada por la
crítica y merecedora de multitud de premios y menciones siendo nominado a dos
premios Ignatz, un premio Harvey y dos premios Alph’Art, ganó dos premios
Goodies y fue elegido libro del año por The Comics Journal.
Hicksville es, al fin y
al cabo, un gran homenaje al mundo de los tebeos, realizado en tono sardónico y
divertido pero que también supone una gran crítica al cómic como industria, así
como un reflejo de una sociedad llena de anhelos, remordientos y verdades
ocultas. Una obra que no debería estar sólo en bibliotecas gafapastiles.
2 comentarios:
Viva el gafapastismo! Enciendo una vela por esta obra.
Está claro. Los tebeos los hay buenos y malos, el resto de consideraciones pueden tener un interés puntual en función de criterios concretos (comerciales, artísticos,...). Yo me acabo de leer "Xenozoic Tales" (sí, ya lo sé, ya era hora), no responde a la definición de novela gráfica pero... ¿y qué? Vaya pedazo de tebeo ¡Y excepcionalmente bien dibujado! Que eso también mola, ¿no? Que últimamente esto lo descuidan muchos. Buen trabajo, Jesús, con las reseñas.
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