Éste es el Año del
Murciélago. Batman cumple 75 años o más bien es el aniversario de la primera
vez que el Caballero Oscuro salió publicado en las páginas del número 27 de
Detective Comics, cómic book editado por National Publishing y que luego
tomaría las iniciales de ésta publicación para denominarse DC Comics.
La década de 2000 fue
una etapa convulsa en la editorial americana, ante el empuje de Marvel con las
renovaciones de planteamientos, historias y personajes que estaban realizando
con su línea Ultimate, DC no sabía muy bien cómo responder. Se sacó de la manga
una serie centrada en sus dos personajes fetiche, Superman y Batman bajo el
pre-título All Star, pretendiendo dar un nuevo enfoque a unos personajes que se
hallaban bajo el yugo maldito de la continuidad. Luego sacó la línea Tierra Uno
y la renovación que ha supuesto el universo New 52, pero esa es otra historia.
Las andanzas de
Superman en ésta línea cayó en las afortunadas manos de Gran Morrison y Frank
Quitely, que plantearon un argumento con tintes clásicos que recibió multitud
de alabanzas y críticas positivas encumbrándola como uno de los títulos
indispensables del personaje. Para Batman se encargó a un tándem de auténtico
lujo; Frank Miller (el hombre que renovó el concepto de cómics en los ochenta,
con su Batman: Año Uno y The Dark Knight Returns) y Jim Lee (dibujante estrella
que ha devuelto a DC la gloria pasada).
En All Star Batman y
Robin encontramos al Frank Miller más desatado, algunos podrían pensar incluso
que al autor se le ha ido la olla completamente (algo de verdad debe haber
porque a este hombre ya no hay quien le tosa). El Batman presentado aquí es un
personaje que ya ha pasado sus límites, un hombre profundamente inestable y que
raya en la psicopatía más extrema que ríete tú del Joker (si no fuera porque el
Joker de ésta versión ya es para encerrarse uno y tirar la llave). Batman está
loco, y enfoca esa locura en acabar con el crimen del modo más expeditivo y
doloroso posible. No llega a matar, por no romper esa esencia tan americana de
que los héroes no matan, pero sinceramente, mejor hubiera sido matar a sus
rivales que quedarles como les queda. Sin embargo, en una ciudad corrupta como
Gotham, donde la violencia campa a sus anchas, éste es el Batman que se
necesita. Una suerte de Harry el Sucio con máscara que acabe con el problema de
raíz y a lo duro.
El co-protagonista de
la obra y centro de la trama es Dick Grayson, un joven huérfano al que Bruce
Wayne toma bajo su protección y que tiene también ese aura oscura que Batman
potencia sacando toda la mala leche del jovencito hasta convertirle en un Robin
al que ni se te ocurriría cuestionarle lo ridículos que son los calzones que
lleva.
Miller realiza en esta
obra una deconstrucción del mito del héroe como personaje impoluto y que deja
llevarse por sus pasiones más bajas. El Batman representado aquí es un
individuo al límite de sus capacidades morales, emocionalmente inestable y al
que el ejercicio de la violencia supone un revulsivo importante en su vida
hasta el punto que es lo que le mantiene y sustenta. Un planteamiento que no
fue muy entendido en el momento de su publicación y que trajo exacerbadas e
incluso malintencionadas críticas denostando la obra y cuestionando las
capacidades de Miller que, si bien éste título no se encuentra a la altura de
Batman: Año Uno o The Dark Knight Returns, tampoco es su intención.
Mención aparte merece
la aportación de Jim Lee en uno de sus mejores trabajos gráficos. El dibujante
sigue la estela planteada en Batman: Silencio, mejorando incluso el
planteamiento y desarrollo de la página con multitud de detalles, grandes
viñetas y splash pages que convierten a éste cómic en un auténtico blockbuster.
Con un gran diseño de los personajes femeninos (atentos a la aparición de Vicky
Vale y, sobre todo, de Canario Negro, un deleite visual) y un Batman granítico,
con barba de cuatro días tras la máscara y aspecto duro, al que no le pedirías
ni la hora.
Una de las escenas de
este tebeo, define por sí misma el carácter sarcástico con que Frank Miller se
enfrentó a esta obra. Batman y Robin llevan a Green Lantern a un apartamento
todo pintado de amarillo (la debilidad del guardián galáctico), en la que
incluso, el dúo dinámico viste trajes de éste color. Todo preparado para dar
una paliza al vigilante esmeralda, con toda la mala saña del mundo y en la que tiene una participación
muy activa el joven Dick Grayson. La desmedida y violenta intervención de Robin
termina de unirlo a Batman, convirtiéndose así en su pupilo. En este capítulo,
Miller se burla de la Edad de Plata del cómic americano, con sus puntos débiles
ridículos y nos muestra una relación de hermanos unidos por la violencia.
All Star Batman &
Robin es un título que recibió múltiples varapalos de todos los sectores del
mundillo del cómic, incluso del aficionado lector. Pero que merece una sosegada
lectura por la crítica que hace del concepto tradicional del superhéroe y por el
divertimento que supone el planteamiento mostrado por Miller y las estupendas
planchas de un Jim Lee en estado de gracia.
2 comentarios:
Casi de acuerdo en todo. Jim Lee aquí de sale. A Miller no le trago ya.... Son demasiadas decepciones. Encima me compré el tomo de Planeta que ni siquiera tiene los 10 números. Para echarse a llorar.
Es un cómic digno de tenerle, pero ni siquiera la hace sombra al Batman "Hush". El guión aquí es malísimo, mientras que en el otro la conjunción es perfecta.
Lo que tiene Miller es que se le ha divinizado demasiado y que él mismo ya se cree su propio personaje y eso le ha convertido en una sombra de lo que era... Aún en su etapa más baja, Miller sigue creando polémica... y eso le da vidilla al medio.
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