“Aquello que puede ser
previsto, está predestinado; y donde hay predestinación, no hay libre albedrío”
Con ésta frase que
puede leerse en la primeras páginas de ésta obra, se sientan las bases de la
fuerza y argumento principal de la misma.
Skreemer fue una
miniserie de seis números publicada por DC Comics en 1989. Una obra que se podría entender como
avanzadilla de lo que luego sería el sello más independiente y adulto de la
editorial, Vértigo y que fue la carta de presentación de Peter Milligan en
Estados Unidos tras su floreciente éxito en Gran Bretaña de la mano de 2000
A.D.
Estamos en el año 38
después de La Caída, en una decadente Edad de los Gigantes que dará paso a la Edad
de la Reconstrucción. Un distópico futuro donde el mundo se ha colapsado y está
gobernado por capos mafiosos que se reparten el territorio de los USA y son
llamados a sí mismos Presidentes. Veto Skreemer es el último de los skreemer,
una suerte de brazo ejecutor de la Mafia, que ha llegado a convertirse en el
más grande de los jefes mafiosos, el capo di tutti capi. A lo largo de la serie
y a modo de flash-back, seguiremos la vida y evolución de Veto y como pasa de
ser un joven delicuente a convertirse en el más poderoso jefe mafioso. Un
argumento que narra el destino de Skreemer y como los diferentes pasos a
lo largo de su vida le llevan a un irremediable final que el propio
protagonista vislumbra desde sus orígenes. El destino está sellado y cualquier
cosa que haga por remediarlo, será infructífero.
Narrada a través de los
ojos de Tim Finnegan, un joven que se enrola en la banda de Skreemer, es
también la historia de éste personaje y su familia. De cómo la voluntad de las
personas de buen corazón se ven soliviantadas e inmersas en la guerra de bandas
en que se ha convertido esta violenta sociedad futurista, llegando a presenciar
e incluso participar de atroces decisiones por el bien y la protección de su
familia.
Peter Milligan nos
muestra aquí una obra compleja, tanto en el planteamiento de la trama, con múltiples
lecturas, como en el desarrollo psicológico de los personajes. Una historia fatalista
que toma a los personajes como unas piezas de ajedrez en las que solo pueden
verse manejados por acontecimientos que les lleva a un destino predefinido y
sin posibilidad alguna de cambio. La escena de Skreemer asomado al borde de un
balcón sin barandilla, oteando durante horas el abismo es la metáfora de
su propia vida. Donde siempre ha estado al límite y le hace conocedor de su
aciago final pero sin control absoluto sobre el mismo.
Brett Ewins al lápiz y
Steve Dillon como entintador, recogen el testigo de Milligan en el apartado
gráfico y nos muestra un estilo muy deudor de su época, los ochenta, con unos
personajes de grandes proporciones, trazos rectos y finos y grandes manchas
negras que sirven para enfatizar que no dejamos de estar ante un cómic noir. Con
un cuidado por los detalles y la ambientación y que pese a la misma, no permite
que podamos definir si estamos ante un distópico futuro o en un pasado ucrónico.
Un tebeo complejo en su
concepto y desarrollo, que propició la creación del sello Vértigo en DC Comics y
que en España fue editado en 1993 por Editorial Zinco en formato miniserie de
comic-books y más recientemente recuperado por Planeta-DeAgostini en un
estupendo tomo unitario. Una obra que, aunque pasó desapercibida en su momento,
vale la pena poseer en nuestras estanterías y retomar de vez en cuando.
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