Ojo de Halcón siempre
ha sido un secundario de lujo dentro del Universo Marvel, como componente
fundamental de Los Vengadores en la mayoría de sus formaciones. Siendo incluso líder
de la facción californiana en Los Vengadores Costa Oeste. Un personaje nacido,
obviamente, como respuesta Marvel al Flecha Verde de DC Comics y que era de los pocos,
junto con Viuda Negra, que no tenía superpoderes dentro del equipo formado por
los héroes más poderosos la Tierra.
Un personaje, por lo
que hemos visto hasta ahora, que no ha gozado de un gran protagonismo
individual y que era una mera comparsa para el resto de miembros de Los
Vengadores. Sin embargo, el gran éxito de las adaptaciones cinematográficas,
donde Ojo de Halcón tiene una notable presencia, le ha devuelto a la escena
principal.
La nueva serie de Ojo
de Halcón no se trata de una colección de superhéroes típica. Aquí no
encontrarás maquiavélicos planes orquestados por supervillanos megalomaníacos,
ni tipos en pijama lanzando rayos y escudos sin ton ni son. Clint Barton, por
circunstancias que no viene al caso, ha abandonado Los Vengadores, dejando
atrás una vida llena de riesgos, emociones, chicas y dinero. Ese exilio
autoimpuesto lleva al vengador a instalarse en un edificio asentado en uno de los barrios más populares
de New York. Su relación con sus vecinos, la mafia local y alguna que otra
misión para SHIELD completan los seis primeros números de los que consta éste
tomo recopilatorio.
El nuevo Ojo de Halcón
conserva las particularidades conocidas del personaje, su impulsividad y
puntería siguen como siempre. Sin embargo la serie muestra un tono desenfadado,
como de comedia clásica con sus correspondientes contrapuntos drámáticos en los
momentos más serios. El estilo setentero recorre sus páginas en el diseño de
vestuario y entorno por donde los personajes se mueven, usando una paleta de
colores planos, apagados y sin sombra, obra de Mark Hollingsworth, que casa muy bien con el estilo gráfico impuesto por Aja y
Pulido. Clint Barton sufre aquí problemas cotidianos en su relación con sus
vecinos, los matones del mafioso del barrio y sobre todo con su pupila Kate
Bishop, integrante de los Jóvenes Vengadores, que roba con su presencia y
carisma muchas de las escenas que comparten.
Para moverse en éste
ambiente costumbrista, el personaje se desprende de todo el bagaje superheróico
que le suele rodear. No le veremos desfilar con su acostumbrado disfraz y
reconocible máscara con la H en la frente aunque sí con un uniforme más cercano
al de su versión Ultimate o su contraparte fílmica, siempre desde un diseño
minimalista. Llegando incluso a la burla de cuestionar el diseño de sus “puntas
de flecha para todo” en un memorable episodio donde resulta que el uso de las
mismas resulta una completa inutilidad, causando la hilaridad de sus enemigos.
Las tramas urdidas en
esta serie por Mark Fraction son bastantes simples, y cada episodio es autoconclusivo, con la
salvedad del díptico dibujado por Javier Pulido, que supone un claro homenaje a
las películas clásicas de espionaje de los setenta.
Precisamente la gran
labor gráfica llevada a cabo por los dibujantes españoles Javier Pulido y,
sobre todo, el vallisoletano David Aja, donde el estilo minimalista de ambos
aprovecha los recursos de la narrativa del cómic para construir planchas llena
de viñetas, y sabe jugar muy bien con las 22 páginas que componen cada episodio
y utiliza elementos narrativos que ya estaban obsoletos o pasados de moda pero
que siguen teniendo un indudable y reconocido atractivo que permiten
reivindicar el cómic de superhéroes como arte propio, detectando la influencia
de grandes autores como Jim Steranko o David Mazzuchelli. Mención aparte tienen
el espectacular diseño de las portadas de cada número, usadas en ésta edición
como entrada de cada episodio.
Como hemos dicho, Ojo de Halcón no es una
serie de superhéroes en el término más clásico y espectacular del mismo. Su
tono desenfadado y de comedia costumbrista, con escenas de acción que retraen a
épocas más clásicas del cine es uno de sus indudables atractivos para aquellos
que ya nos aburren las sagas cósmicas y las batallas llenas de pijamas,
armaduras y efectos calzados a base de ordenador. Una serie abierta que
continuará en Ojo de Halcón 2. Pequeños aciertos.
3 comentarios:
Ayer mismo me compré el 2º tomo de esta colección. Merece la pena, en mi opinión, sobre todo para aquellos que, como bien dice Jesús, estén un poco saturados de ciertos "abusos" del género superheroico. Me permito señalar que Aja es admirador de la obra de uno de los grandes del cómic de todos los tiempos, Bernie Krigstein (Master race), porque a mí me parece ver en esta obra notable ecos de sus aportaciones al cómic... allá por los 50. Gráficamente refrescante y entretenido, nada marvelita...
Es cierto que el estilo grafico choca a priori a los seguidores o habituales del género superheroico. Habrá que tener fe, como la tuvimos en el caso de Batman Año Uno.
Renovarse o morir, amigo Ángel. Como ocurrió hace casi 30 años con Batman Año Uno. La fe me la dan estas historias que plantean el tema superheróico con historias más cotidianas, en las otras ya la perdí hace mucho tiempo. A mi me ha ganado, definitivamente. No es Mazzuchelli, claro... pero no le va muy a la zaga.
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