Una semana más nos
acercamos a una obra que tiene un trasfondo bélico. En la última reseña
hablamos de Un médico novato, que desarrolla su historia en el marco de la
Guerra Civil Española y esta vez le toca al conflicto que marcó el devenir del
siglo XX, la Segunda Guerra Mundial.
Adolf narra la
historia de tres personajes que comparten nombre y unidos, de diferente manera,
por el destino en los infaustos tiempos de la 2ª Guerra Mundial.
Adolf Kamil es un joven,
hijo de una humilde familia judía alemana, exiliada en Japón y que de muy niño
entabla amistad con Adolf Kaufman, hijo a su vez del embajador germano en Kobe.
El tercer Adolf en discordia es el mismísmo Hitler, que persigue unos
documentos que pueden revelar los antepasados semitas de su familia. Sin embargo,
a pesar de ser estos los personajes centrales de la obra, el protagonismo lo
lleva un periodista japonés, Sohei Toge que comienza su relato en los Juegos Olímpicos
de Berlín de 1936 y finaliza a primeros de los 80´s en plena pugna
palestino-israelí.
Toge recibe una llamada
de su hermano indicándole que posee unos documentos secretos que pueden
desestabilizar y hacer caer el régimen nazi de Hitler, cuando va a su
encuentro, aparece asesinado. A partir de éste momento, Toge iniciará una
investigación para averiguar los motivos de la muerte de su hermano y el
trasfondo real que hay tras ella. Al mismo tiempo, nos va narrando el deterioro
de la amistad entre los jóvenes Kamil y Kaufman que toman caminos diferentes en
sus vidas, cuando el último se alista en las juventudes hitlerianas y la
ideología nacionalsocialista va haciendo mella en su persona, llegando a odiar
a su otrora mejor amigo.
Realmente se trata de
una historia de una enorme complejidad (son más de 1.200 páginas), donde los
personajes se van encontrando a lo largo de los años y las tramas se bifurcan
con otras de menor entidad que sirven para dar sustancia al argumento.
Encontramos retratada a la sociedad japonesa prebélica, su relación con la
Alemania nazi, el conflicto mundial y añadimos a la mezcla los inicios del
estado de Israel, así como la pugna con Palestina. Un entramado de flash-backs
que nos lleva a diferentes periodos de la historia de mediados del siglo XX,
teniendo como eje común la relación entre los dos amigos y la investigación del
periodista japonés.
Osamu Tezuka fue el rey
del manga. El hombre que llevó a cabo profundos cambios en el modo de narrar y
producir tebeos en Japón. Hasta su aparición, las historietas ocupaban unas
pocas páginas y estaban llenas de grandes viñetas, casi un estilo de
ilustración con texto. Él lo cambió todo. Inició una serie de historietas que
abarcaban ingentes páginas llenas de viñetas y un modo de narrar dinámico,
lleno de elaboradas y complejas tramas que sentó las bases de lo que conocemos
hoy como manga.
Dejó al mundo más de
700 obras, entre las que destacan la serie dedicada a Astroboy, uno de sus
personajes más queridos, así como la recreación
de la vida de Buda. Creador también de Kimba, el león blanco, Emperador de la
Jungla (de donde Disney sacó sus ideas para Simba, el Rey León), es con Adolf
donde alcanza la fase más adulta de su obra. Un título con el que narra su
punto de vista de la sociedad japonesa, tanto contemporánea como la que vivió
los duros acontecimientos de la SGM, que sufrió en sus propias carnes, así como
una feroz crítica a la guerra y las consecuencias que traen en el común de las
gentes.
Adolf es, al fin y al
cabo, la historia de una amistad rota, sobrepasada por la época que le ha
tocado vivir. Un relato que juega con un entramado político e ideológico que
divide posturas y aleja amistades y que se aleja de los conceptos por todos
conocidos dentro del estilo historietístico japonés para mostrarnos una
historia universal que llega a todo el mundo sin importar origen o cultura.
Un cómic que merece la pena
leer en repetidas ocasiones y que siempre aporta algo nuevo en cada revisión.
6 comentarios:
Para mí este tebeo es una auténtica obra maestra. Gracias Jesús por recordarlo.
Yo aún no me lo he leído porque estoy a la espera, creo que ilusoriamente, de la edición respetuosa con el sentido de lectura oriental. En esta giraron las planchas para adaptar la lectura a lo convencional occidental ¡Y los nazis saludan con la izquierda! En fin, un día de estos caerá porque, como están las ventas, no parece que vaya a haber otra edición "como el dios del manga manda", ¿no?
Hay una nueva edición integral en dos tomos, no se que sentido de lectura tendrá.
A mí también me gustó bastante. Pero me gustan más las obras "cortas" de Tezuka, como Oda a Kirihito o Ayako.
Y la nueva edición en 2 tomos sigue siendo en lectura "mainstream". Parece cosa del pasado, pero mangas actuales, como "Cielos lejanos" o "Furari", están editados en "espejo" y en tapa dura, seguramente buscando otros lectores.
Se lee mejor así, en sentido occidental.
Pero Planeta tiene pensado publicarlo en japonés y con lectura oriental, para los puristas. Así será apreciada la obra como el maestro la concibió, sin traducciones de por medio.
Ahora lo entiendo todo. Yo leí la edición de Adolf en sentido oriental cuando la publicaron aquí, que es como hay que leer lo mangas, y no me enteré de nada: la gente muerta revivía, las balas volvían a las pistolas y los diálogos tenían mensajes demoníacos.
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