jueves, 26 de febrero de 2015

De la C a la C (14) Stan the Man

Un día cualquiera del año pasado estaba yo por la tarde en casa de mis padres. Eso trae implícito que estábamos viendo “Ahora caigo”, pero eso vosotros no tenéis por qué saberlo. El caso es que ningún concursante supo contestar a la pregunta: “Nombre del creador de Spiderman o Ironman”. Mis padres tampoco. Y ojo, que daban letras. Me ofendí todo lo que puede ofenderse alguien que sabe que su afición es minoritaria y que no ha contestado bien una pregunta sobre deportes en la vida. O sea mucho, pero fingiendo que poco. ¡Es que estamos hablando de Stan Lee, señora! ¡Probablemente la persona por la que soy un enganchado a los cómics!

Yo entré en los cómics, desde muy chiquinino, por los superhéroes. Los sigo leyendo. Y sigo mirando de reojo a los lectores/autores de cómics que para justificar las bondades del género dicen que “los cómics no son solos superhéroes”. Que claro, es verdad. Pero se olvidan de decir que hay comics de superhéroes MUY buenos. En fin, que me gustan los cómics de superhéroes y los sigo leyendo. Y no creo que los cómics de superhéroes existieran, y mucho menos tal y como son hoy en día, si no existiera Stan Lee. 

Stan Lee nació en Nueva York en 1922. Aunque por aquel entonces no se llamaba Stan Lee, sino Stanley Lieber. Malvivía con sus padres y su hermano Larry en un apartamento de un solo dormitorio de las perrinas que podía sacar su padre, que era sastre, durante la Gran Depresión. Así que, aunque su sueño era ser escritor, en cuanto pudo se puso a currar. Con 17 años entró como asistente en Timely Comics, una nueva editorial de cómics y revistas pulp propiedad de Martin Goodman. Que Goodman estuviera casado con la prima de Stan Lee seguramente tuvo algo que ver. Timely cambió de nombre en los años 50 a Atlas y en los 60 al que es su nombre hoy en día: Marvel comics. Sus primeros trabajos en la editorial consistían en llenar los tinteros, subir la comida y borrar los lápices de las páginas entintadas. 

Dos años después le dieron la oportunidad de escribir profesionalmente por primera vez. En los cómics del Capitán América se incluía una historia narrada (sin dibujo) de un par de páginas. Stanley Lieber escribió la del número 3. Como pretendía conservar su nombre para trabajos más “literarios” usó un seudónimo que no era más que su nombre de pila dividido fonéticamente en 2: Stan Lee. En esta historia ya marcó un hito: Por primera vez el Capitán América lanzó su escudo, algo que ha seguido haciendo hasta el día de hoy (el Capi ya tine unos añitos, como ya sabréis si seguís los eventos de Marvel más actuales) Un par de meses después ya estaba escribiendo guiones para los cómics. Ese mismo año el editor jefe de Timely se marchó de la editorial por problemas con Goodman (el dibujante estrella, Jack Kirby, también. Martin Goodman debía tener un carácter regulero), y este en vez de buscar fuera ascendió a Stan Lee, que tenía 19 años. Se le debió de dar bien, porque continuó como editor jefe hasta 1972, cuando ascendió a jefe jefe. 

En 1950 Stan escribía todo tipo de cómics: Terror, románticos, bélicos… La editorial, por aquel entonces Atlas comics, decidía la temática de sus cómics de acuerdo a los siguientes criterios: Se vendían ese año. A finales de la década Stan estaba harto y casi decidido a dejar el mundo del cómic. Por suerte para nosotros apareció su mujer Joan.

En 1960 la editorial DC estaba viviendo el renacer del género superheroico con sus nuevas versiones de Flash y la Liga de la Justicia. Así que Goodman decidió subirse al carro y le pidió a Lee que creara un nuevo grupo de superhéroes. Este llegó a casa diciendo que estaba harto del encorsetamiento al que estaba sometido y que lo dejaba. Pero su Joan le dijo, sabiamente, que ya que iba a dejarlo y no tenía nada que perder… ¿Por qué no pasar de todo y escribir como le diera la gana? No tenía nada que perder. Así que el Sr. Lieber se puso manos a la obra y creó un grupo de superhéroes totalmente diferente de lo que se había escrito hasta el momento: The Fantastic Four

¿Por qué eran diferentes? Por varias cosas. Algunas superficiales, por ejemplo: No tenían personalidades secretas, todo el mundo conocía su condición de superhéroes y vivían de acuerdo a su condición de estrellas; En vez de coloridos disfraces de superhéroe todos llevaban el mismo uniforme sencillo e incluso, en los dos primeros números, iban  vestidos de calle. Y otras más profundas. En aquel momento los superhéroes eran personajes unidimensionales que hacían el bien porque es lo correcto y nunca perdían la sonrisa, el buen humor y el american style of life. Los Cuatro Fantásticos peleaban entre ellos, tenían problemas por la irritabilidad de la Cosa y la inmadurez de la Antorcha. La Cosa, sobre todo al principio, era un monstruo atormentado por su aspecto, amargado y tendente a la violencia, siempre dispuesto a echarle en cara a Reed el haberse transformado en un monstruo por su culpa. Se planteaban sus acciones y trataban de entender a sus enemigos.  

Este nuevo tipo de cómic resultó un éxito sin precedentes, por lo que Stan Lee tuvo vía libre para crear un nuevo universo de superhéroes humanos, con debilidades y problemas. ¡Y eso hizo! En esos primeros años cocreó a muchos de los personajes que a día de hoy siguen siendo la base del Universo Marvel: La Patrulla X, Ironman, Spiderman, Daredevil, Hulk, Thor, los Vengadores, Nick Furia o mi personaje favorito de siempre: El Dr. Extraño.

Además de crear nuevos personajes recuperó a los tres personajes más importantes de la Timely de los años 40: La Antorcha Humana, Namor y, por supuesto, el Capitán América. Pero no solo cambió la forma de hacer cómics (con el Método Marvel que un día comentaré en profundidad pero que básicamente le daba mucha más libertad al dibujante) y de tratar a los superhéroes: También cambió la forma en la que el cómic se relacionaba con el lector: Para empezar, comenzó a poner en la primera página (splash page) los nombres no solo del guionista y el dibujante, sino también el del entintador, colorista y rotulista. Además incluyó en los cómics un boletín de noticias del “Bullpen”, que era como llamaban al grupo de trabajadores de Marvel, en el que contaba de forma desenfadada lo que acontecía en las oficinas. Ese estilo desenfadado también se llevó a las páginas en las que respondía al correo de los lectores. Hizo, en general, mucho más cercano al lector, haciendo que se sintiera en cierto modo partícipe de la industria. El Método Marvel, en el que el guionista daba unas pautas de la historia al dibujante, este la dibujaba a su aire dejando los diálogos en blanco y por último el guionista rellenaba los bocadillos, le permitió tener un ritmo de trabajo espectacular: Guionizaba todas las series, respondía a las cartas, escribía las secciones de noticias y la publicidad… Cuando aumentó el número de series tuvo que ir contratando nuevos guionistas (el primero Roy Thomas, otro máquina del que hablaré algún día), pero siguió guionizando regularmente hasta 1972, cuando aumentaron sus responsabilidades. 

Otra de las cosas en las que destacó en sus guiones fue la introducción de temas que en ese momento eran todavía tabú: Superhéroes negros, feminismo, lucha contra el racismo, etc. Y el tema de las drogas que ya traté cuando hablamos de la censura. 

En estos años, por cierto, cambió legalmente su nombre a Stan Lee. 

Como buen adicto al trabajo, en cada avance que daba Marvel Stan Lee estaba detrás. Guionizó durante muchísimo tiempo la tira de prensa de Spiderman. Siempre hizo la voz narradora en las series de animación basadas en personajes Marvel. Se implicó en los proyectos televisivos, etc.


Aunque a partir del 72 dejó de escribir guiones regularmente siguió siendo la cara visible de Marvel, yendo a las convenciones, escribiendo boletines, etc. También ha seguido guionizando de forma irregular para Marvel e incluso otras editoriales. En 2001 inclusó guionizó una serie de comics llamdos “Just imagine…” para DC en los que se hacía una relectura de sus superhéroes más emblemáticos (Batman, Superman, Flash, Wonder Woman, etc.) si los hubiera creado él. 

A día de hoy, con sus 93 añitos, sigue guionizando esporádicamente, haciendo cameos en casi cada película de Marvel, presentando unos programas muy raros en Discovery… Y aún le queda tiempo para cosas como esta


O esta


Para terminar un par de curiosidades: Una. La mayoría de los personajes que creó para Marvel tienen la misma primera letra en nombre y apellido: Reed Richards, Peter Parker, Stephen Strange, Scott Summers, Matt Murdock, Bruce Banner… Según él esto lo hace para no olvidarse del nombre, ya que tiene una memoria espantosa. El único de las grandes creaciones de Stan Lee en la que esto no ocurre es Tony Stark, Ironman. Porque la primera vez que se utilizó su nombre en un cómic Stan Lee ya no era el guionista. 

Dos: Es lo que en términos sociológicos se llama “un puto enrea”


Y tres: Ha hecho famosa en todo el mundo del cómic la forma en la que firmaba la mayoría de sus cartas y boletines. Una expresión que es el lema de su Nueva York natal. Una que ya has leído muchas veces en este blog. Nos vemos la semana que viene. ¡Gracias por leerme! Y, como diría Stan “The Man” Lee…

EXCELSIOR!

2 comentarios:

ICONOS dijo...

Spoiler: (… y su última aparición en BIG HERO 6)

Prof. Bruttenholm dijo...

Aunque con el tiempo es verdad que este hombre se ha convertido a veces en una parodia de sí mismo, no es menos cierto que su importancia en la historia del cómic es, no ya indudable, sino difícilmente exagerable. ¿Que además es todo un personaje? Bien, más divertido hablar de él. Eso sí, la foto del "majo desnudo" en el sofá no me ha dejado dormir tranquilo esta noche... A seguir así, Mon.