El cómic suele dar, de
vez en cuando, pequeñas grandes obras que pasan casi desapercibidas para el lector
común pero que, en aquellos que las descubrimos, permanecen como referencia.
Camino a Selma es uno
de esos títulos que tal vez no surjan en los eternos debates que los
aficionados a los tebeos plantean como obras fundamentales del medio, pero cuyo
argumento y estilo gráfico atraen al lector que disfruta de la historieta como
medio de expresión no solo artístico, sino narrativo.
Camino a Selma es una
historia en blanco y negro, el blanco y negro de la piel. La negra acritud de
los estados sureños en la profunda y racista América de los años 60, que nos
remite a una época no del todo pasada. Un mundo lleno de partidas de hombres
envueltos en sábanas blancas celebrando el apaleamiento y la muerte de
congéneres cuya única diferencia es el color de su piel.
Un relato que hilvana
lo peor del espíritu humano con la esperanza de una vida mejor. Visto a través
de los ojos de un joven de color que regresa a su hogar tras vivir en una
sociedad diferente a la que se crió, y que observa, dolorosamente, cómo nada ha cambiado
desde su partida. El odio sigue vigente como el primer día. Los abusos y las
palizas continúan y el camino de la integración parece diluirse en la
distancia. Únicamente encontrará consuelo en los brazos de una joven blanca.
Pero esta relación prohibida amenaza con hacer reventar una comunidad en el
filo de la tensión y el estallido racial.
Camino a Selma fue publicado
hace casi veinte años dentro de la colección Co&Co de Ediciones B. Un ejemplar
ya descatalogado pero fácilmente localizable en librerías de ocasión o webs de
segunda mano.
Philippe Tomé (El
pequeño Spirou), venía de realizar guiones para historietas de ámbito
predominantemente humorístico. Su incursión dentro de argumentos más serios se
planteó por primera vez en esta obra, mostrando la cuestión racial en los USA a
través de una historia de carácter costumbrista y cotidiano, que en absoluto se
hace aburrida ni tampoco excesivamente trascendental. Personajes llevados al
límite, en un entorno fuertemente segregado y donde las diferencias no las da
sólo el color de la piel.
El dibujo de Philippe
Berthet (Pin Up) entronca con la mejor tradición historietística de la Edad de
Oro. Un estilo deudor de autores como Frank Robbins o Milton Caniff, sin dejar
que olvidemos que es un producto eminentemente europeo. Con grandes masas de
claroscuros. Viñetas ricas en detalles. Muy imbuido por la moda de la época y
que te transporta inmediatamente dentro de la historia narrada. Sus personajes
siguen gráficamente las directrices marcadas por Tomé y les otorga de una
personalidad muy definida y reconocible por el lector en cuanto abre el álbum.
Una pequeña gran obra
que merece reposar en las mejores tebeotecas, y a la que vale la pena echar más
de un vistazo.
2 comentarios:
Ostras Pedrín. Yo soy un super fan de Berthet, creía tener todo lo que se ha publicado de él en España y vas ahora y me sorprendes con este álbum que no debe ser fácil de encontrar. Grrr... que rabia. Gracias Jesús, por la reseña y la información, saquearé las ventas de segunda mano o...e-bay???
Investigando en google sale facil... de segunda mano, claro... a mi este album me gusta casi más quela serie Pin Up... que me parece fantastica... de hecho este comic es el primero que tuve de Berthet... jejeje
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