Lo grande de los
tebeos es la amplia gama de géneros e historias que podemos encontrar. Para la
mayoría de la gente profana un cómic significa superhéroes, humor , cosa de
niños o rarezas del friki del barrio. Pero para los que tenemos la suerte de habernos
adentrado en este maravilloso mundo, sabemos que hay más. Muchas obras
interesantes, enfoques diferentes, historias magníficas que atesoramos como
bienes de los que disfrutar con sólo echarle un vistazo a nuestras estanterías.
El último gran
viaje de Olivier Duveau es uno de esos títulos que te hacen sentir orgullo de
ser lector de historietas. Uno de esos tesoros ocultos al resto de personas, con
el que te reencuentras regularmente en tu tebeoteca y retomas para disfrutar de
una historia llena de magia y buen hacer.
“Olivier nace rico y crece
solo aunque esté rodeado de asistentes. Con unos padres –y un cariño– siempre
ausentes, cumple años mirando al cielo a través de las ventanas de la suntuosa
y fría mansión paterna. Intenta dar salida a la tentación de saber qué hay más
allá de los muros de la hacienda familiar, pero las prohibiciones son
constantes y la ansiedad por conocer es siempre cercenada hasta que cumple la
mayoría de edad.
Un Olivier Duveau ya joven da sus primeros
pasos por el mundo exterior y cae fascinado por Estel, una visión fugaz por la
que siente una pasión sólo comparable al placer que le produce la contemplación
de las estrellas. Su búsqueda le va a llevar a realizar el gran y único viaje
de su vida.”
Sólo la mera lectura de ésta nota introductoria en
una de las solapas del libro, ya despierta nuestra imaginación y nos adentra en
éste particular universo que nos regala Jali en cada una de sus páginas.
Una historia con un argumento entre la fábula y el
realismo mágico. Llena de fantasía y que nos recuerda en el apartado gráfico a
Edward Gorey o el mismísimo Tim Burton. Con un trazo fino, muy suelto y
enérgico, que nos hace disfrutar de cada viñeta y página como si fuesen
pequeñas ilustraciones esperando un marco donde mostrarlas.
José Ángel Labari, Jali (A Berta le atormenta la
tormenta, Plexiglás) juega con la imagen como unidad dentro de la página,
llenándola de recursos con los que apoyarse para contar una historia que se
mueve entre la realidad y lo etéreo de los sueños. En sus diferentes títulos ha
conseguido crear una narrativa propia, que nos acerca al cine expresionista
alemán. Con un diseño de personajes y escenarios muy reconocible. Dota a su
obra de una poesía visual única que maravilla al lector más avezado y atrae al
ocasional.
Un tebeo que nos regala una historia de apariencia
sencilla pero que consigue una conexión emocional con el lector. Un título que
no deja indiferente a nadie y que conecta con nuestros sueños.
5 comentarios:
No sé si me lo parece a mí o no es así, pero cada vez tus críticas son más agudas y ajustadas. Me ha gustado eso de estar orgulloso de leer historietas por poder encontar mundos como el de este tebeo,tan fuera de la "corriente principal". No te digo ya que espero comprarlo porque a este paso me voy a quedar seco... pero lo mejor que puedo decir es que me han entrado ganas de leerlo... y de que me guste, claro, porque si no... eh!
Con una reseña como ésta, tan entusiasta y devota, me das las alas para gastarme mis míseros cuartos en este cómic que ha pasado por mis manos unas pocas veces, pero siempre he dejado para otra ocasión. Me encanta el dibujo de Jali, pese, o quizás gracias, a las deudas con Gorey y Burton.
Por cierto, a mí también me ha gustado lo del orgullo de ser lector de historietas cuando cae en manos de uno esa clase de obra que uno no esperaría en el mundo de las viñetas (y los que no lo esperan son los clásicos estrechos de mente, que se piensan que aquí sólo hay dos géneros y deja de contar, pobres infelices, como aquellos que dicen que no saben leer un cómic... Ay, pena de mundo).
Tal vez un poco reivindicativo, Gol... jejeje. Y ajustado es por la falta de tiempo... ando un poco apurado con el trabajo y un par de proyectos en los que ando estoy metido y no puedo explayarme como quisiera... en este me he visto obligado a meter esa introducción de la obra fusilada directamente de la misma... A ver si suelto un poco de lastre y vuelvo a esos análisis concienzudos y amplios que tanto gustan.
En cuanto a la reivindicación del cómic va a esa gente que sigue creyendo que esto es cosa de niños o frikis... he tenido un par de discusiones últimamente respecto a eso y lo he trasladado aquí. De todas formas entre los entusiastas de los tebeos también hay muchas facciones...
A todas ellas pretendo llegar con la variedad de reseñas que hago desde éste blog... Bueno, cojeo en manga pero, como ya indiqué, no es algo que me atraiga particularmente.
Gracias de nuevo por vuestros comentarios, compañeros.
Como dicen los otros comentaristas, estoy muy de acuerdo con las reivindicaciones que planteas. También yo, en el campo de la docencia, me he encontrado con infinidad de prejuicios baratos que denostan al cómic como un arte menor o, en ocasiones, como algo baladí, para frikis. Una vez un buen amigo me dijo: ¿y cómo nos llamarias a los lectores de cómic sino frikis? Y yo le dije: ¡cultos, coño! Respecto a la reseña de la obra de esta semana, mis felicitaciones. Yo me lo apunto para adquirirlo en cuanto se me presente la ocasión. Abrazos. Pablo Calvo.
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